El Misterio del Tesoro Submarino (2)

CAPÍTULO 2
UNA IDEA BRILLANTE

Nació un nuevo día. Los pájaros cantaban en mi ventana. Cogí un poco de pan y se lo dejé en la repisa. Eran las nueve. Fui al cuarto de Alex. Todavía dormía así que lo desperté.

- Mamá-. Le dije a mi madre mientras que nos preparaba el desayuno.

- ¿Qué quieres Martín?

- Que... que... que si...

- Venga Martín, díselo-. Me dijo Alex.

- ¿Decirme el qué?-. Se notaba que se estaba poniendo nerviosa.

- Que si... bueno, que si...

- Que si nos dejas irnos con nuestros amigos a Madeira a buscar un tesoro. ¿Tanto te cuesta decirle eso a mamá?

- Pues sí. ¿Nos dejas mamá?

Se quedó un poco pensativa. Eso era buena señal. Hasta que le cambió la cara.

- Por supuesto que no. ¿Os habéis vuelto locos o qué?-. La habíamos hecho enfadar.

- Pero mamá... Si yo ya soy mayor de edad y a Alex le queda un año...

- Me da igual la edad que tengáis, mientras viváis bajo mi techo haréis lo que diga. Y no quiero volver a oír nada más del tema. Ahora acabaos el desayuno.

Cuando una madre o un padre te sale con eso a ver que es lo que le contestas. Así que Alex y yo no volvimos a hablar del tema mientras que duró el desayuno.

Cuando nos reunimos con nuestros amigos nos contaron con desilusión que a ellos tampoco les dejaban. Todos nos pusimos un tanto depresivos ya que teníamos una gran ilusión. Y tan grande era que nos pusimos a pensar en la manera de poder ir. Tuvieron que venir hasta los bomberos de tanto humo que nos salió de la cabeza. Aunque en realidad la única que pensó fue Estela.

- ¿Cuánto dinero tenéis?-. Nos preguntó Estela.

- Y para qué quieres saberlo-. Hablaba Alex, con su avaricia de siempre.

- Tú solo dímelo. No te voy a cobrar.

Le costó bastante, pero al final confesó:

- Tengo trece mil quinientas

Estela miró a su hermana:

- Diez mil. Aunque todavía no he pedido la paga. Esta noche se la pediré a mis padres y...

- Pero ¿en total cuanto?-. Le cortó Estela.

- Once mil.

- Y entre Rubén y yo hacemos un total de dieciocho mil-. Dije.

- Más quince mías hace un total de...- Hizo un cálculo rápido-...cincuenta y siete mil quinientas pesetas. Suficiente.

- ¿Suficiente para qué?-. Preguntó Rubén. Aunque ya sospechaba lo que Estela estaba planeando.

- Para escaparnos. Ya sé que a primera vista parece una locura pero pensad, si es que podéis, en los beneficios que nos supondría el encontrar ese tesoro. Pensadlo bien. Además. Allí en Madeira conozco a un chico que es profesor de submarinismo y nos puede alquilar el barco y los trajes y enseñarnos a bucear.

- ¿Pero y si ese tesoro no existe? ¿Y si es un cuento? Nos gastaríamos todo nuestro dinero y encima la bronca que nos echarán nuestros padres-. Quien hablaba era Alex.

- Vale. Visto que hay alguien al cual no le parece bien mi plan, votemos. Quien este de acuerdo con mi plan que levante la mano.

Como era de esperar, todo el mundo levanto la mano. El plan fue este:

1. Estela llamaría a su amigo de Madeira para que nos preparara algún sitio donde dormir y el equipo de bucear.
2. Les escribiríamos una nota a nuestros padres poniendo:
ME HE IDO CON MIS AMIGOS DE CAMPING. TARDAREMOS 3 Ó 4 DÍAS. SI TARDAMOS NO OS PREOCUPÉIS. YA LLAMAREMOS.

3. Nos reuniríamos en el parque a las cuatro y media y desde allí cogeríamos un tres hasta el aeropuerto de Portugal.
4. Desde allí cogeríamos un avión hasta Madeira donde nos estaría esperando el amigo de Estela.

Planeado todo esto nos fuimos a nuestras casas a comer. Por la tarde repasamos el plan y lo fuimos perfeccionando. Estela había llamado a su amigo y le dijo a Estela que nos prestaba los trajes gratis pero el barco no porque no era suyo.

Por la noche, a la hora de dormir, mi madre siempre venía a desearnos las buenas noches a Alex y a mí y más tarde a ver si nos habíamos dormido. Y como esa noche era algo especial para nosotros pero para mi madre no, vino como todas las noches a ver si nos habías dormido. Yo, como siempre, lo hice muy bien. Lo raro es que Alex también lo hizo de maravilla, porque siempre que se hace el dormido se le escapa alguna risita o se mueve demasiado o... en fin, que siempre le pillan. Pero esa noche no. Tal vez porque quería demostrar que había aprendido a hacerlo o tal vez porque con los nervios deseó tanto que no le pillaran que así sucedió.

2 comentarios:

Nemârie dijo...

jeje, una historia divertida. Me pregunto qué pasará ahora... =P

Anónimo dijo...

Y entonces? y entonces??
no nos dejes así!!!!
+, +!!!!!!!!!!