El Misterio del Tesoro Submarino (9)

CAPÍTULO 9
HOGAR, DULCE HOGAR

El viaje en avión nos volvió a resultar corto. Cuando llegamos a Lisboa fuimos directos a la estación. Compramos los billetes (de primera clase otra vez), pero todavía tuvimos que esperar un rato.

Por fin apareció el tren. Mira que casualidad que en el mismo tren iba Miguel. Esta vez no le aceptamos un no por respuesta y lo invitamos a un refresco que según él “le supo a gloria”. Casi todo el viaje nos lo pasamos durmiendo ya que todavía estábamos cansados. Llegamos de noche. Nos despedimos de Miguel y bajamos del tren. Dejamos el cofre escondido en el garaje de Miriam y Estela ya que era la casa que más cerca estaba.

Al día siguiente entregamos los regalos a nuestros padres y les contamos lo sucedido. A nosotros nos echaron un poco la bronca pero cuando se enteraron que éramos ricos se les pasó un poco el enfado. Después de comer nos reunimos las tres familias en casa de Estela y Miriam y nos repartimos el oro. Y nunca más nos preocupamos por el dinero.

2 comentarios:

Nemârie dijo...

Que bonito final feliz :P

(por cierto, vaya padres que prefieren ser ricos aunque sea a costa de que sus hijos arriesguen su vida :P)

P.D.- Y no tuvieron que declarar todo el dinero recién adquirido?? :P

xDDDDDD

Es broma. Me ha gustado la historia! Voy a por el epílogo!^^

Eglomer dijo...

Nada, nada. Hacienda en el cuento es buena xD

Besos!