El Misterio del Tesoro Submarino (8)

CAPÍTULO 8
TIERRA FIRME

Abrí los ojos. Me encontraba en un camarote del barco. ¿Pero cómo había conseguido llegar hasta allí? Intenté levantarme pero no tenía fuerzas. La puerta se abrió y una figura conocida entró en la habitación. ¡¡¡Era Rubén!!!. Recuperé todas las fuerzas de repente porque pegué un salto de la cama y lo abracé. Me dijo que había estado desmayado media hora.

Fuimos a despertar a Alex y Miriam y luego nos reunimos con Estela en la cocina. Miriam y ella se abrazaron y comenzaron a llorar de alegría. Nos sentamos en la mesa y Rubén y Estela nos contaron que no murieron. Que cuando la piedra estaba a punto de darles alcance vieron en la pared un hueco y se metieron allí. Luego fueron a reunirse con nosotros pero la piedra bloqueaba la salida del túnel. Gritaron ayuda pero no les oímos. Decidieron volver atrás para probar suerte con otro túnel. Cuando iban por la sala del cartel todo empezó a temblar y decidieron ir en busca de los trajes de buzo que no estaban muy lejos. En ese momento los dos se confesaron su amor mutuo y decidieron que si salían de esta saldrían juntos. Solo se pusieron las botellas de oxígeno. Por eso llegaron a la superficie sin problemas. Luego nos vieron inconscientes, nos recogieron y nos llevaron a los camarotes.

- ¿Y el tesoro lo recogisteis?-. Preguntó Alex tan avaricioso como siempre.

- Tú mismo te has sentado sobre él-. Dijo Estela riendo.

- Anda, si es verdad. Es que con la emoción de volver a veros no me he dado cuenta.

Era de noche cuando llegamos al puerto. Allí estaba Mané. Estaba muy preocupado.

- ¿Qué oz ha pazado?-. Nos preguntó.

Le dijimos que era muy largo de explicar y que estábamos cansados. Le dijimos que mañana se lo explicaríamos.

Al día siguiente nos despertamos a la hora de comer. Mientras que comíamos le explicamos a Mané lo ocurrido. Y como no se lo creía fuimos al barco a enseñarle el cofre que nos dejamos olvidado allí. Entre todos llevamos el cofre a casa de Mané.

El resto del día lo pasamos comprando regalos con el oro del cofre. Luego compramos los billetes de avión. Era la hora de la despedida. Le pagamos los trajes de buzo por haberlos perdido y el alquiler del barco. Luego nos despedimos y prometimos volver.

2 comentarios:

Nemârie dijo...

Vaya, menos mal que seguían vivos... me había asustado :P

Eglomer dijo...

Sí... claro... xD

Besos!