09 de Umie, año 198

Ayer por fin tuvo lugar la primera gran prueba para la que tanto tiempo me estuve preparando: la prueba de la bebida del borracho. ¡Y menudo dolor de cabeza me ha traído!

Me desperté bien entrada la mañana, de modo que no pasó mucho tiempo hasta que nos llamaron a comer. Yo apenas tenía hambre, de modo que no comí mucho, pero por lo visto Aëstin sí, porque se comió él solo la comida de cuatro hombres. En cambio, Escarlata comió como siempre, tranquilamente y sin parar de hablar, aunque yo no la escuchaba. ¡Bastante tenía ya con controlar mis nervios!

Después de comer, me retiré a mi habitación. Necesitaba huir a toda costa de Escarlata porque su no parar, su no callar y sus gritos me estaban poniendo MUY nervioso, así que nada más entrar en mi cuarto colgué un cartel en la puerta informando de que no me molestasen para nada y me tumbé en la cama tratando de imaginar cómo sería la prueba. ¿Aguantar toda la noche bebiendo? ¿Acabarse de un trago un barril de ron?

No me decidía por ninguna de las opciones que se me ocurrían, de modo que me puse a imaginar que ya había superado la prueba sin dificultad y que, entonces, hasta el propio Yonhas me felicitaba, todos me rodeaban para darme la enhorabuena, abrazándome y lanzándome por los aires hasta que en uno de esos lanzamientos me desvié ligeramente de la trayectoria normal y ¡PLAS! Caí estrepitosamente al suelo.

Dolorido, abrí los ojos y me vi a mi mismo en el suelo de mi habitación. ¡Me había dormido! ¿Cómo podía ser tan imbécil? Salí a toda prisa en dirección a la taberna del pueblo donde, seguramente, ya estarían todos reunidos. Creo que no he corrido tanto en mi vida. Por suerte, llegué justo a tiempo.
― ¿Se puede saber dónde te habías metido?-, me preguntó Escarlata.
― Me he quedado dormido…-, susurré algo avergonzado.

Pero a Escarlata no le dio tiempo a contestarme porque en ese momento Yonhas calló a todo el mundo y empezó a hablar.
― Queridos piratas, estamos todos aquí reunidos para presenciar la primera de las tres pruebas de iniciación pirata. En esta ocasión, los aspirantes son: ¡La escandalosa Escarlata! ¡El impasible Aëstin! Y su capitán, ¡el joven Eglomer! -. Una horda de gritos y aplausos perforó mis sensibles oídos, aún medio dormidos. ― La primera prueba, como todos recordaréis, consiste en beber ron hasta caer rendido, y sólo se logrará superar la prueba si se es una de las diez últimas personas en pie que sigan bebiendo. Así que, sin más dilación, ¡que corra el alcohol por todas las gargantas de este maldito pueblo!

Las mesas de la taberna pronto se llenaron de jarras rebosantes de ron, y no pasó mucho tiempo hasta que estas jarras llenas fueron vaciadas y apiladas, desbordando las mesas, y puesto que aquellos hombres eran piratas que se emborrachaban día sí día también, sus cuerpos tenían una fuerte resistencia al alcohol. No iba a ser nada fácil quedar entre los diez primeros.

Cuando ya llevaba aproximadamente unas ocho jarras, se oyó un fuerte estruendo en la taberna que hizo que todos callaran.
― ¿Qué ha sido es…? -, empecé a preguntar.
― ¡Ha caído uno! ¡Ya ha caído uno! -, gritó una voz.

Y así, al son de “ha caído uno” continuó la fiesta. Las jarras poco a poco dejaron de ir llegando, o llegaban medio llenas debido a la embriaguez de los camareros, los músicos destrozaban a ritmo de hipidos lo que sin duda sería una magnífica obra, y los piratas iban, por fin, notando los efectos del alcohol, por lo que poco tiempo después más de la mitad de la tripulación de Yonhas estaba en el suelo.

Aëstin y Escarlata no parecían tener muchos problemas de momento, e incluso parecían estar pasándolo en grande. El primero bebía jarra tras jarra sin apenas inmutarse, y la segunda, pese a tener ya la cara roja, seguía gritando, riendo y bebiendo.

A partir de este momento mis recuerdos se vuelven confusos. Recuerdo haber brindado con mucha gente: con Jius, con Panconleche, con Escarlata, con Aëstin, etc. También recuerdo que la taberna se fue silenciando poco a poco a medida que iban cayendo miembros de la tripulación de Yonhas, y ya lo próximo que soy capaz de recordar es haberme despertado en mi habitación esta mañana. Después, durante la comida, Aëstin nos contó su estrategia para superar la prueba, y lo que pasó cuando Escarlata y yo estábamos tan borrachos como para acordarnos.

Por lo visto, Aëstin todavía conserva algunas de las características de dragón, y entre ellas está la capacidad de almacenar gran cantidad de comida en su estómago. Gracias a eso, los efectos del alcohol en él se vieron reducidos drásticamente, de modo que fue capaz de mantener el conocimiento y el control sobre sí mismo hasta que sólo quedamos diez personas en pie, momento en que se desplomó voluntariamente, ya que “no tenía sentido seguir”.

Escarlata, fuera de sí, bebía y bebía, y de vez en cuando balbuceaba alguna palabra ininteligible pero que suponemos que sería algún hechizo similar al que me lanzó a mí para despejarme, pero al estar tan borracha no era capaz de hacerlo funcionar bien, de modo que finalmente cayó desplomada sobre la mesa. Quedó en cuarto lugar.

Yo, por otra parte, seguí bebiendo más y más, ya casi automáticamente, hasta que sólo quedamos el petirrojo y yo. Según Aëstin, fue una competición entre capitanes de lo más impresionante. Ninguno de los dos dábamos nuestro brazo a torcer, y mientras bebíamos, no parábamos de conversar en alguna lengua desconocida (sería la lengua del borracho…) que Aëstin no comprendía pero por lo visto nosotros dos sí. Al final, inevitablemente, acabamos desplomándonos. Eso sí, a la vez: había sido un empate.

Ya por la tarde hemos ido a pasear por el casi desierto pueblo: la borrachera ha pasado factura a más de uno. Las pocas personas que hemos visto por la calle se han acercado a felicitarnos y, sobretodo, a estrechar la mano de aquel “enclenque que ha sido capaz de igualar al capitán”. La verdad, no me gusta mucho eso de que me llamen enclenque, pero a la vez estoy muy contento de que mi entrenamiento diese sus frutos.

De vuelta a nuestras habitaciones, hemos encontrado invitaciones por parte de Yonhas para cenar y así celebrar nuestra victoria en la primera prueba. No es que tenga muchas ganas de ir, pero no puedo rechazar la invitación. Lo único que pido es que no pongan ron para beber. Creo que me voy a hacer abstemio durante una temporada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

OLE, OLE EL BORRAXIN!
AÚN NO ME EXPLICO CÓMO LO HAS HECHO, XO ENHORAWENA!
YA CASI ERES UN PIRATA CON TODAS LAS DE LA "LEY"!!!!

PD:niños y padres, no intenten hacer eso en sus casas^^

Nemârie dijo...

xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

Vaya con el piratilla! Si resulta que sabe beber y todo! :P

Me encata eso del idioma de los borrachos!!! xDDDDDDD

Sabes? Creo que me sigo quedando con Zippo... pero detrás de él va Aëstin, por listo! :P

Malfuin dijo...

Seh, Aëstin mola xD No me esperaba que aguantases tanta bebida, pero en fin, siempre viene bien una sorpresa xDDDDDDD

En fin, ha molado lo suyo ^^ Saludos!

P.D.: Tercero... -.-