03 de Umie, año 198

Lo de anoche sí que fue una auténtica fiesta pirata. Hubo de todo: ron, canciones, bailes, anécdotas e incluso me pareció ver alguna que otra pelea. La verdad es que no recuerdo muy bien lo que pasó, ya que era la primera vez que bebía ron y con un par de copas apenas podía sostenerme ya en pie. Fue una noche maravillosa… hasta que entré por la puerta de mi habitación.

Allí, sentada en mi cama leyendo un libro se encontraba Escarlata. La verdad es que me sorprendió un poco, pero con la borrachera que llevaba encima me dio un poco igual.

― ¿Se puede saber qué estás haciendo?-, me dijo con un tono muy serio mientras cerraba el libro.
― Pues pretendía acostarme a dormir, ¿qué voy a hacer?-. (Sin comentarios…).

Escarlata, viendo que en aquel estado no iba a conseguir nada, me aplicó uno de sus hechizos de curación con el que me despejó la mente eliminando todo rastro de alcohol de mi cuerpo.

― Y ahora que ya puedes pensar con claridad, ¿se puede saber qué haces?-, me preguntó de nuevo, esta vez con cierto tono de enfado.
― ¿A qué te refieres? -. (No, esta vez no iba borracho).
― A que has estado brindando con Yonhas y su tripulación como si los conocieses de toda la vida.
― ¿Y qué hay de malo en ello?
― ¿Que qué hay de malo en ello? ¿Es que eres tonto? ¡Quizás está el hecho de que ese pirata es nuestro enemigo y nos tiene secuestrados!
― Yo tampoco lo llamaría así.
― ¿Y cómo lo llamarías tú? ¿Eh?

La verdad, no supe qué responderle. A fin de cuentas, como ya he dicho anteriormente, a mi Yonhas no me parece un mal tipo.

Escarlata, viendo que no iba a contestarle por mucho que esperase se puso en pie y andó hasta la puerta, la abrió y sin ni siquiera girarse me dijo: “por tu bien, sólo espero que te andes con ojo”. Después de eso, desapareció dejando tras de sí un seco portazo.

¿A qué venía esa actitud? Estábamos en un lugar magnífico con muchas cosas divertidas para hacer, pero ella sólo veía peligros por todas partes.

Esta mañana, mientras desayunábamos estuve hablando del tema con Aëstin, y para mi sorpresa él opinaba lo mismo que Escarlata.

― Aunque las cosas parezcan muy bonitas por fuera, seguimos estando en territorio enemigo, Eglomer. No deberías bajar la guardia ni un instante, y mucho menos confiar en este tipo de gente-, me dijo.

Algo confuso, me terminé mi desayuno y me dirigí a mi habitación dispuesto a meditar las palabras de Escarlata y Aëstin, pero cuando llegué allí me encontré en la puerta una nota en la cual se me citaba para comer con el petirrojo. ¿Qué hacer? Si iba, Escarlata se enfadaría más todavía, pero si no iba el capitán podía ordenar matarnos.

Hecho un lío entré en la habitación y Zippo salió de debajo de la cama. Pobrecillo, estaba lleno de pequeñas heridas y desfallecido del hambre que tenía. Le obligué a meterse debajo de la cama y fui corriendo a por algo de comida, bebida y a por Escarlata y Aëstin, que estaban todavía acabando de desayunar.

Una vez estuvimos todos en el cuarto, Zippo hubo comido y Escarlata le hubo curado sus heridas, este nos contó que cuando entramos todos en el remolino gigante de la isla, Yonhas empezó a hablar con su mano derecha, Jius, sobre algo que a Zippo le pareció importante, pero entre el movimiento del barco (hay que tener en cuenta que Zippo no tiene extremidades con las cuales sujetarse a ningún lado) y el ruido ensordecedor del remolino apenas pudo escuchar “Halcón”, “reunión” y “Eglomer”. Yo de paso aproveché para contarles a todos lo de la citación de Yonhas para comer.

Durante esta reunión hubo gritos, lloros, lamentos y tirones de pelo (todo por parte de Escarlata, por supuesto), pero no llegamos a ninguna conclusión clara sobre lo que pretendía el petirrojo, y más si tenemos en cuenta que había nombrado a un difunto y a mí. ¿Qué clase de conexión puede haber entre el Halcón y yo? ¿Acaso pretende matarme a mí como hizo con él?

Al final decidimos que, hasta que no averigüemos algo más de los planes del petirrojo, le seguiríamos la corriente, aunque eso sí, atentos a cualquier movimiento sospechoso que pudiese hacer. Después de aquello, me preparé para la comida y un pirata me guió hasta casa de Yonhas. O mejor dicho a la mansión de Yonhas, porque no veas que pedazo casa tiene. En su interior podrían vivir cómodamente por lo menos unas quinientas personas, y en los jardines otras tantas. Embobado como estaba no me fijé en el camino que seguimos, y cuando quise darme cuenta ya estaba sentado cara a cara con el capitán.

La comida transcurrió sin apenas intercambios de información, pero una vez acabamos, Yonhas me bombardeó con un sinfín de preguntas sobre mi pasado. De dónde era, a qué se dedicaban mis padres, si tenia hermanos, dónde había conocido a Escarlata y a Aëstin, etc. De entre todas mis respuestas, la mayoría inventadas, la que más le llamó la atención fue cuando me preguntó que dónde había realizado la tradicional iniciación pirata. Yo le dije la verdad, que no la había hecho, ya que no tenía ni idea de qué era dicha prueba, y si me preguntaba algo sobre ella no iba a tardar en descubrir mi mentira.

Por lo que pudo contarme, todo pirata debe saber hacer tres cosas básicas: nadar, luchar y beber, y la prueba de iniciación pirata consiste básicamente en demostrar a un grupo de piratas ya iniciados que se es poseedor de dichas habilidades, y a este acto se le conoce como “La prueba de las tres tibias”. Se le llama así porque cuando un pirata es iniciado se le tatúa el signo que le marcará como un pirata para toda su vida, la marca de las tres tibias. Por supuesto, esta marca se lleva en un lugar oculto para no descubrirte como pirata cerca de cualquier perro del gobierno, osease, cerca de cualquier corrupto marino, así que no he podido ver todavía ninguna marca de las tres tibias para ver cómo es. Pero puede que dentro de poco yo mismo y el resto de mi tripulación tengamos una, puesto que el capitán se ha ofrecido a hacer los preparativos necesarios para que podamos realizar las tres pruebas y, en caso de superarlas, iniciarnos como verdaderos piratas. Por desgracia para Zippo, él tendrá que permanecer oculto.

Cuando les conté lo ocurrido a mis compañeros, Zippo se quedó un poco deprimido por no poder iniciarse con nosotros, Aëstin no dijo nada y Escarlata montó un escándalo increíble sólo de imaginar un tatuaje sobre su “bello cuerpo”, como dijo ella, pero al final no le quedó otra que aceptar realizar las pruebas.

Después de esta conversación, hemos cenado y cada uno se ha ido a su habitación a descansar, ya que desde mañana y durante los próximos cuatro días vamos a entrenar para poder pasar las pruebas sin problemas, sobretodo en nuestros puntos flacos. Escarlata, por ejemplo, tiene que mejorar su lucha, ya que esta vez no va a poder ayudarse de su magia para combatir, y yo debo aprender a beber ron sin caerme desplomado, así que tengo que aprovechar y descansar bien esta noche, ya que va a ser casi la única que pueda dormir sin ir a despertarme con un buen dolor de cabeza.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

MUUUXO cuidado con el alcohol, q no trae nada bueno^^
Lástima haberme perdido los ramalazos de Escarlata, digno de presenciarXD.
Ah, si tienes que pasar las pruebas ten cuidado, q bajo el efecto del acohol te opueden jugar alguna mala pasada
STAMOS CONTIGO EGLOMER!
A POR TODOS!!!!!!!

Malfuin dijo...

Ah! >___< Estaba seguro de haber comentado... Lo leí hace varios días...

En fin, a lo que iba, el capitulo es muy intrigante y Eglomer es... (eres xD) demasiado inocente ^^U

En fin, esperemos que les vaya bien a todos en las pruebas :P Me ha gustado el relato :3

Saludos ^^

Nemârie dijo...

Zippo!!!! Qué te han hecho??? Quiero hablar con Zippo! Asegurarme de que está bien!

Y... concuerdo con Mafy... Eglomer es un inocentón xDDDDDD.

Que te sea leve! :P

Saludines!!!!

P.D.- Al final he leído, eh? que conste xD