tag:blogger.com,1999:blog-81164716279896460872023-11-16T08:09:15.847+01:00Kaizoku no Nikki (Diario de un Pirata)¡Sigue las intrépidas y emocionantes aventuras del pirata Eglomer!Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.comBlogger73125tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-62126658249180748642008-11-13T13:44:00.002+01:002008-11-14T00:07:47.574+01:0001 de Ilice, año 198¡Uff! Han pasado muchísimas cosas estos días y estoy bastante cansado, así que esta anotación será lo más breve posible.<br /><br />El día 47 partimos de la Isla Imposible y dos días después, un tiempo que se me hizo eterno, atracamos en el pueblo de Nombarlock. Como ya era bastante tarde, apenas nos dio tiempo a dar una pequeña vuelta por el lugar, pero por lo que vi Yonhas no era para nada desconocido ni temido en el lugar. Después fui conducido a una habitación de una pequeña casa de madera donde me sirvieron una suculenta cena. Tras eso, me tumbé en la cama y esperé pacientemente.<br /><br />Zippo no tardó en llegar a mi cuarto, pero no tenía nada nuevo que contar, de modo que se limitó a comerse parte de mi cena que le había reservado y, cuando acabó, se dirigió hacia la ventana con intención de marcharse a buscar algún sitio donde refugiarse y pasar la noche, pero mientras se marchaba escuché algo que me hizo detenerle.<br /><br />― ¿Has oído eso, Zippo?-, le pregunté.<br /><br />Algo extrañado me dijo que no, y regresó hacia donde yo estaba, sin provocar ningún ruido sospechoso. Aún así, yo estaba convencido de haber escuchado algo como un tablón suelto o hueco, así que se lo expliqué a Zippo y nos pusimos a buscarlo.<br /><br />Lo encontramos pronto y, con la ayuda de una cuchara, conseguimos levantarlo y descubrimos un pequeño cuaderno polvoriento con el lomo lleno de dibujos. Al abrirlo nos encontramos con el diario de una joven adolescente del pueblo. En él, esta joven describía la llegada de los piratas de Yonhas al pueblo vecino, que arrasaron por completo, como los habitantes de Nombarlock prepararon una resistencia para resistir la embestida corsaria, como sufrieron un largo y cruento asedio y, en las últimas páginas, cuenta como los piratas irrumpen en la ciudad de noche y van asesinando a cada persona que se cruzan, acercándose cada vez más a aquella casa. Antes de ser asesinada junto al resto de su familia, la joven consiguió esconder su diario bajo aquel tablón donde ha permanecido hasta nuestro descubrimiento. Estábamos, por tanto, en un pueblo pirata.<br /><br />La vista se me nubló mientras una creciente ira se apoderaba de mi cuerpo. ¡Con razón aquellos pueblerinos parecían felices de ver a Yonhas! ¡Era su capitán! El mismo capitán que asedió y atacó aquellos pueblos hasta hacer desaparecer a sus gentes, y aquello era algo que no podía dejar pasar. Una fuerte punzada en la pierna derecha me devolvió a la realidad y me vi a mí mismo en el umbral de mi habitación, Ybuflow en mano, y a Zippo mordiéndome la pierna con todas sus fuerzas para detenerme.<br /><br />Pese a mi resistencia, Zippo consiguió calmarme y me hizo pensar que Escarlata y Aëstin podrían correr grave peligro si atacaba a Yonhas por las buenas, así que respiré muy hondo y decidí posponer la venganza del pueblo y de sus gentes para otro momento, guardé el diario de la niña donde estaba y me acosté aún con la rabia en el cuerpo mientras Zippo salía sigilosamente de la habitación.<br /><br />Al día siguiente bien prontito partimos Yonhas, Jius, un par de hombres más y yo en busca de aquel pequeño tesoro del que me habló el petirrojo en la Isla Imposible, y pese a que ellos se mostraban bastante animados y parlanchines, yo apenas abría la boca mientras intentaba controlar aquella ira irracional que surgía de mi interior.<br /><br />Cuando por fin llegamos a la cima de una pequeña colina, en cuyo otra ladera había un profundo y escarpado barranco, los dos hombres que nos acompañaban se pusieron a cavar mientras el resto nos sentábamos tranquilamente a la sombra de un árbol a esperar. Durante la espera, Yonhas y Jius hicieron muchas bromas pero, llegado un determinado momento me asaltaron con algo que me dejó clavado en el sitio: querían que nos uniésemos a su tripulación.<br /><br />Por suerte, antes de poder responder lo que en aquel momento se me pasaba por la cabeza, aparecieron los dos hombres de Yonhas portando un pequeño cofre sucio dejaron frente a su capitán. Este sacó una pequeña llave que llevaba colgada en el cuello, abrió con ella el cofre abriéndolo con cuidado y echó un ojo a su interior. De pronto, su cara se desfiguró en una mueca horrible mezcla de horror e incredulidad, y con las manos temblorosas sacó un pequeño papel del interior del cofre. Tras leerla, rojo de ira y sin mediar palabra alguna, desenvainó la espada que llevaba en la cintura y se la insertó en el pecho a uno de sus hombres, que pillado por sorpresa no pudo hacer nada más que ver incrédulo como su capitán le arrebataba su posesión más preciada: la vida.<br /><br />Pese a lo horrible de la escena mis ojos no podían dejar de mirar a aquel pobre hombre atravesado por la espada. ¿Qué había hecho? ¡Si ni siquiera había abierto la boca! ¿Cómo podía un capitán tratar así a un subordinado, decidiendo si vivía o moría?<br /><br />Mientras mi mente no paraba de buscar una explicación a aquella situación incomprensible, Yonhas había sacado su espada del cuerpo sin vida de su subordinado y, apoyando la punta de esta en el cuello del otro hombre, le dijo conteniendo su ira:<br /><br />― ¡¿Acaso creéis que esto es un juego?! ¡Maldita sea! ¡O me dices ahora mismo qué habéis hecho con la gema o te juro que te atravieso tu maldito gaznate ahora mismo!<br /><br />El hombre balbuceó algo casi incomprensible, pero daba a entender claramente que no tenía ni idea de lo que le estaba hablando su capitán, pero este, descontento con la respuesta obtenida, alzó su espada dispuesto a acabar con él. En el último momento su espada se topó con la mía.<br /><br />El intento de asesinato de Escarlata, el saqueo en la isla anterior, el contenido del diario de aquella joven, la muerte de aquel hombre… era más de lo que mi sentido de la justicia era capaz de aceptar. Había llegado el momento de detener a Yonhas, fuese por las buenas o por las malas.<br /><br />Jius desenvainó su espada incrédulo por ver como había detenido y desafiado a su capitán, pero el petirrojo lo detuvo con un gesto.<br /><br />― Tranquilo, Jius, no pasa nada-, le dijo, y dirigiéndose a mí añadió- Eglomer, hasta ahora he sido bueno e indulgente contigo. ¡Hasta te he ofrecido formar parte de mi tripulación! No permitas que una estupidez como esta estropee esta bonita relación.<br /><br />― ¡¿Estupidez?! ¡Acabas de matar a un hombre a sangre fría y sin motivo alguno! ¡¿A eso le llamas tú una estupidez?!<br /><br />― ¡Pues claro que sí! No hay que olvidar el hecho de que soy el capitán de la tripulación y mis hombres están a mi absoluta disposición, y si yo considero que uno de ellos debe morir, morirá sin que nadie tenga nada que decir al respecto.<br /><br />― ¡Un capitán no existe para controlar de ese modo las vidas de sus camaradas! ¡Un capitán debe proteger siempre a los miembros de su tripulación, no acabar con ellos a su antojo como lo has hecho tú!<br /><br />― ¡Bobadas!<br /><br />― ¿Y qué me dices del saqueo del otro día? ¿Y de la gente que vivía en esta isla antes de que acabases con todos ellos? ¿Crees que soy imbécil y que no me he dado cuenta de que esto es una isla llena de gente de tu tripulación? ¡No eres más que un sucio asesino!<br /><br />― Te aconsejo de moderes tu lenguaje, calamar, si no quieres acabar clavado como un pincho moruno-. Había conseguido enfadarle.<br /><br />― Adelante. Inténtalo si quieres, pero ten por seguro que no dejaré que mates a nadie más. Tu reinado de terror termina aquí.<br /><br />― ¡Jajaja! Y por supuesto serás tú quién me detenga, ¿no?<br /><br />― Así es.<br /><br />Yonhas alzó su espada con una mano y la descargó con fuerza sobre mí. Bloqueé su ataque con Ybuflow, pero la fuerza del petirrojo era tal, que mis piernas no pudieron soportar aquella embestida y se doblaron obligándome a hincar una rodilla en el suelo. Entonces, con una sonrisa de superioridad en sus labios me dijio:<br /><br />― Me gustará ver cómo lo intentas.<br /><br />Cogí aire, tensé mis músculos y conseguí deshacerme de la presión de su ataque. Rodé hacia un lateral y me lancé directo a por Yonhas con la espada en alto.<br /><br />Notaba mi cuerpo más ligero que de costumbre, y también sentía una familiar brisa que me envolvía. Sin duda, se trataba de la energía emanada por Ybuflow fluyendo a través de mi cuerpo como consecuencia de la apertura de nuestra conexión, prestándome su fuerza. Pese a ello, Yonhas detuvo mi espada con facilidad, lanzándome un rápido contraataque que me cortó varios pelos de la cabeza. ¿Cómo podía tener tanta agilidad y fuerza alguien que se pasaba el día tumbado sin apenas moverse?<br /><br />Lancé un ataque tras otro sin descanso, encadenándolos con mil movimientos distintos, lanzándolos desde todos los ángulos posibles, pero el resultado era siempre el mismo. Yonhas los repelía todos con una facilidad tan asombrosa que no hacía más que aumentar mi grado de frustración, de modo que decidí retirarme durante unos instantes para analizar la situación, escondiéndome detrás de una gran roca que había.<br /><br />― ¡Vamos, Eglomer! ¡Déjate de tonterías! ¡Ya has comprobado que no tienes nada que hacer contra mí! ¡Y esta pelea hace ya tiempo que ha dejado de tener sentido! ¡La persona por la que estás luchando ya está muerta!<br /><br />Casi sin respiración me asomé y vi como Jius descansaba tranquilamente sentado encima del cuerpo ya sin vida de su propio compañero. Por orden del petirrojo había acabado con su vida sin que me diese cuenta. Yonhas había matado a ese hombre a través de Jius cuando yo estaba luchando para evitar precisamente derramamientos de sangre como aquel. Era intolerable.<br /><br />Lentamente salí de mi escondite y avancé hacia mi adversario. La suave brisa de viento fue en aumento a medida que me acercaba a Yonhas, que mostraba una amplia sonrisa de satisfacción, y me conducía hacia él. Ybuflow debía tener tanta sed de venganza como yo.<br /><br />Me lancé una y otra vez hacia él, siempre con Ybuflow por delante, pero mi ataque siempre era desviado y mi espada acababa haciendo un pequeño agujero en el suelo, de manera que pronto la zona quedó llena de pequeños socavones y fue entonces cuando puse en marcha el plan que borraría aquella estúpida sonrisa de la cada del pirata.<br /><br />Me coloqué de forma que el viento soplase a mis espaldas y fuese directamente hacia Yonhas, clavé a Ybuflow en el suelo y, un momento después, la arranqué fuertemente y empecé a dar vueltas sobre mí mismo haciendo que la punta de la espada fuese rozando el suelo continuamente. Esto hizo que la tierra suelta de los agujeros y la que la propia espada levantaba en aquel momento crease una gran nube de polvo que, arrastrada por el viento, llegó hasta Yonhas en unos segundos. Cuando esto ocurrió, me lancé de nuevo al ataque.<br /><br />Yonhas, aún con la visión mermada, me vio aparecer y dar un gran salto para atacarle desde arriba, así que levantó su espada para bloquearme. Lo que no se esperaba era que le atacase con la vaina de la espada y no con el arma, de modo que cuando quiso rectificar ya era demasiado tarde pues yo ya había soltado la vaina y aterrizado en el suelo aferrando a Ybuflow con ambas manos. Le lancé un mandoble de abajo hacia arriba que no pudo esquivar y su pecho se vio de pronto surcado por el frío metal de Ybuflow, dejando ésta a su paso un reguero de sangre y muerte.<br /><br />El capitán se desplomó boca arriba, luchando por mantenerse con vida, mientras la nube de polvo se iba disipando poco a poco.<br /><br />― ¿Por qué? – le dije mientras me acercaba a él. - ¿Por qué dejaste atrás los ideales de Arthimor? ¿Acaso no eres un pirata? ¿Acaso no juraste navegar en pos de la verdad?<br /><br />― N-No seas idiota… Arthimor no era m-más que… un soñador idealista… igual que tú… … … En este mu-mundo sólo existen los fuertes y los d-débiles… y los débiles deben obedecer a-a los fuertes y… servirles… … si no lo hacen, merecen la muerte.<br /><br />― ¡Eso son tonterías! ¡Es justamente al revés! Los fuertes tienen el deber de proteger a los débiles, no de aprovecharse de ellos. Por culpa de idiotas como tú, la gente teme a los piratas y los toman por asesinos y delincuentes. Ese no es el ideal pirata de Arthimor, y el mío tampoco.<br /><br />― Ja-ja-ja… Eres tan idealista y soñador como lo fue él… y pe-pensar que me has derrotado… por lo menos moriré contento sabiendo que me llevo conmigo algo imp-importante… para ti…<br /><br />― ¿Qué quieres decir?<br /><br />Desgraciadamente, la mirada del petirrojo ya había perdido toda su luz. En su rostro todavía quedaba aquella horrible sonrisa malévola que me puso los pelos de punta, aunque a medida que se fueron relajando los músculos de la cara ésta fue desapareciendo.<br /><br />Mi mirada se cruzó con el cofre que había desencadenado todo aquello y, curioso, me acerqué a él para descubrir el por qué del enfado del capitán. En el interior del cofre sólo había un pequeño papel en el que se podía leer:<br /><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-style: italic;">Ojo por ojo y diente por diente.</span><span style="font-style: italic;"> <br />Verméride.</span><br /></div><br />Y pensar que por algo así habían muerto dos personas…<br /><br />Resignado, me guardé aquel papel en el bolsillo mientras pensaba quién podría ser Verméride, y fue entonces cuando advertí la ausencia de Jius, pero no le di demasiada importancia, pues tenía otras cosas más importantes que hacer.<br /><br />Me acerqué al cuerpo sin vida de uno de los hombres de Yonhas, cogí su pala y cavé dos grandes hoyos en la tierra donde lo enterré a él y a su compañero. Después fui hasta el petirrojo, lo arrastré bien lejos de allí y lo enterré a él también. Por muy mala que sea una persona, todo el mundo merece un entierro.<br /><br />Cuando acabé, me vi de pronto rodeado por todos los piratas del pueblo, con Jius a la cabeza de éstos.<br /><br />― ¡Apresadle! – les gritó.<br /><br />Sabía que no podía con todos y, además, mis fuerzas estaban ya muy mermadas, pero aún así desenvainé a Ybuflow a la espera de que se lanzasen a por mí, pero eso nunca sucedió. Ante la atónita mirada de Jius y mi asombro, uno a uno los hombres de Yonhas fueron arrodillándose ante mí. Al igual que en cualquier manada el macho que logra derrotar al macho alfa se convierte en el nuevo macho dominante, aquellos piratas me estaban aceptando como su nuevo capitán y, a su vez, declarándome su fidelidad.<br /><br />Algo anonadado aún, mandé arrestar a Jius y volvimos al pueblo donde hice extender un comunicado urgente que debía ser llevado urgentemente a todo pirata perteneciente a la tripulación de Yonhas: por orden del capitán, todos los miembros de dicha tripulación debían poner rumbo INMEDIATAMENTE a la base de la Isla Imposible. Y así, acompañado de todos los piratas del pueblo, emprendimos rápidamente el viaje de vuelta a la isla, pues las últimas palabras de Yonhas me hacían sospechar que algo malo les pasaría a mis compañeros si no llegábamos a tiempo. Fueron los dos días más largos de mi vida.<br /><br />Cuando ayer por fin llegamos a la Isla Imposible, mandé a todo el mundo a buscar a mis compañeros y traerlos a mi presencia sanos y salvos. Por supuesto, yo también participé en la búsqueda.<br /><br />Por el pueblo, me encontré a Panconleche, que me puso al corriente de todo lo sucedido. Al parecer, tenían órdenes de acabar con la vida de Escarlata en mi ausencia fuese como fuese, ocultando el hecho de que eran órdenes del petirrojo y haciendo pasar el hecho como iniciativa del asesino. Afortunadamente, Aëstin no se separó ni un momento de la bruja, por lo que cuando llegó el momento pudo evitar fácilmente el asesinato. El problema fue que, tras aquel fracaso, los intentos de asesinato fueron sucediéndose cada vez con más frecuencia y virulencia hasta tal punto que Escarlata y Aëstin tuvieron que luchar contra toda la aldea hasta conseguir escapar de ella. Desde entonces los habían estado buscando sin éxito.<br /><br />No lo dudé un momento. Si conocía al semidragón como creía conocerlo, éste habría llevado a Escarlata al lugar más seguro de toda la isla, aquel donde los piratas de Yonhas jamás se atreverían a mirar aunque aquello desatase la furia de su capitán: la cueva de Glowbown, la criatura contra la que se enfrentó en la tercera prueba. Dirigí rápidamente mis pasos hacia allí y, como era de esperar, cuando la criatura detectó mi presencia, salió hecha una furia a proteger su madriguera, pero la ignoré por completo.<br /><br />― ¡Aëstin! ¡Escarlata! ¡Soy Eglomer! ¡Ya podéis salir! ¡No hay peligro! ¡Yonhas ha muerto! - grité.<br /><br />Después de largos segundos de total silencio (hasta la bestia se había quedado callada), el semidragón y la bruja aparecieron por el hueco de la cueva, se despidieron de la criatura y, cuando llegaron a mi altura, emprendimos el camino de vuelta a la aldea mientras nos poníamos al corriente mutuamente de todo lo sucedido.<br /><br />Esa misma tarde tuvimos una larga y tendida charla sobre las consecuencias que tendría la muerte de Yonhas. Al haber un vacío de poder, muchos intentarían lograr el puesto del capitán por todos los medios posibles, por lo que lo prioritario ahora era reafirmar mi posición como nuevo capitán de la tripulación y así descartar cualquier revuelta o motín. También estuvimos hablando sobre qué hacer con Jius y con el resto de piratas que, como él, no aceptaban la ideología de Arthimor, pero sobre este punto no quedó nada demasiado claro. Lo que si llegamos a aclarar fue que dejaríamos diez días para que llegasen todos los miembros de la tripulación de Yonhas y, entonces, reivindicaría mi poder como nuevo capitán y se decidiría el futuro de la tripulación. Hasta entonces, interrogaríamos a Jius e intentaríamos sacarle el máximo de información posible.<br /><br />Hoy ha sido el primer día que han empezado a llegar barcos cargados de piratas de la tripulación, y aunque el ambiente está un poco tenso, no han causado ningún problema. Espero que esta paz se mantenga durante los próximos nueve días.Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-7174404544170334072008-11-12T11:26:00.003+01:002008-11-12T11:33:42.279+01:00NovedadesSí, he vuelto, aunque no sea con nuestra querida y abandonada historia principal :P<br /><br />En esta ocasión os traigo un relato corto que presenté a concurso y que quedó finalista :-) Originalmente está en valenciano, pero lo he traducido para todos aquellos que no tengáis ni papa de dicho idioma. Lo podéis leer directamente desde aquí desde el blog o descargarlo en cualquiera de los dos idiomas. ¡Espero que os guste! ¡Ah! Y en este mismo concurso Nemarie ganó un accésit (¡enhorabuena!), así que con el dinero que le den ha dicho que nos invita a cenar :P<br /><br />También he aprovechado para quitar un par de webs obsoletas de la lista, añadir unas cuantas nuevas y retocar el pdf de "El misterio del Tesoro Submarino", que con ese interlineado simple la lectura era muy engorrosa.<br /><br />Y por el momento eso es todo. A ver si algún día tengo tiempo y ganas y acabod e una vez aunque sea la saga de Yonhas, que le queda muy poco.<br /><br />¡Saludos piratas!<br /><br />PD: ¡Lo olvidaba! En los pdf de la "leyenda de los dioses del cielo" podéis encontrar un final alternativo, que fue el que se me ocurrió en un primer momento pero que luego descarté, no me acuerdo ya por qué.Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-48204751678228184292008-11-12T11:12:00.003+01:002011-05-27T17:31:38.930+02:00La Leyenda de los Dioses del Cielo (2008)<div style="text-align: justify;">― ¡Abuelito! ¡Abuelito! ¡Cuéntame otra vez el cuento que tanto me gusta, por favor! – pedía a gritos Laia desde las rodillas de su abuelo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― ¿Cuál? ¿El que habla del mar y las sirenas?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― ¡No! ¡Ese no! ¡El que habla de la creación del cielo!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― ¡Jajaja! ¡Ya lo sé, ya! ¡Venga va, vamos a la terraza y prepárate!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Laia, obediente, subió corriendo y entusiasmada las escaleras de la casa de su abuelo, una casa rústica situada en las afueras de un pequeño pueblo perdido en las montañas. Era de noche, el cielo estaba lleno de estrellas, una luna casi nuevo las acompañaba tímidamente, como si quisiera huir de todas aquellas miradas, y la suave brisa de verano envolvía a la niña de tan solo cinco años mientras preparaba los cojines de una cómoda y confortable hamaca. Cuando llegó su abuelo, los dos se tumbaron y se detuvieron un instante a contemplar maravillados aquel espléndido paisaje que la naturaleza les ofrecía.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― Venga, empecemos. Todo lo que voy a explicarte ocurrió hace muchos, muchos años, cuando todavía neo existía el cielo y en la Tierra sólo vivían los dioses. Como bien sabes, eran doce: Aries, Sagitario y Leo, que controlaban el fuego, eran los encargados de crear animales terrestres y aéreos con su fuerza, modelando los diferentes materiales del planeta; Tauro y Capricornio, con su facilidad para controlar la tierra, eran los creadores de montañas y acantilados por una parte, y árboles y flores por otra; Géminis, Libra y Acuario se encargaban de dar vida proveyendo de aire a los animales y las plantas que los dioses del fuego y de la tierra creaban; y, por último, Piscis, Cáncer y Escorpio, los dioses del agua, se encargaban de abastecer a la Tierra de este elemento dibujando ríos y mares, y también creaban y daban vida a los animales acuáticos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Todos vivían en armonía. Se habían conocido al principio de todo, cuando se creó el universo, y se hicieron amigos de inmediato. De este modo, no tardaron mucho en idear la creación de un lugar donde vivir todos juntos, un lugar donde poder utilizar sus poderes para crear todo lo que quisieran, y, poco a poco, fueron creando nuestro planeta combinando sus grandiosos poderes. Por ejemplo, para crear las nubes tuvieron que trabajan juntos los dioses de agua y de aire, o, para crear volcanes, los de tierra con los de fuego.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― Pero eso no duró para siempre, ¿verdad abuelito?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― No, no duró siempre. Un día, Aries, que era muy aventurero, salió a dar un paseo por el mundo, atravesando ríos y lagos, escalando montañas y buceando por el inmenso fondo marino, y mira por donde, cuando ya regresaba a casa se encontró con un dios desconocido, Virgo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Virgo era una joven y hermosa diosa que llegó a la Tierra atraída por la gran belleza de los animales, plantas y parajes de los dioses que allí vivían, de modo que cuando Aries la encontró, ésta iba emocionada de un lado a otro admirando todas y cada una de las creaciones de los dioses.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Aries sintió como su corazón se aceleraba sin saber por qué (a fin de cuentas, nunca había visto a una mujer, ya que todos los dioses que conocía eran hombres), así que decidió acercarse un poco más a ella bajo la forma de una cabra montesa.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La diosa se asustó un poco al principio, ya que enseguida se dio cuenta de que aquella no era una cabra normal y corriente, pero al final aceptó la compañía de Aries y éste, loco de alegría y de felicidad que nunca había conocido, decidió mostrarle a Virgo el proceso de creación de aquellos animales que tanto le habían gustado, así que la subió a su lomo y la llevó con Sagitario y Leo, sus compañeros.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Al igual que le pasó a Aries, Sagitario y Leo sintieron como su corazón se aceleraba de repente y una gran alegría y emoción los embargó por completo, ¡y era porque todos se habían enamorado de Virgo!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los dioses del fuego se pusieron a trabajar bajo la atenta y atónita mirada de la diosa, que vio como los materiales más sencillos del mundo como la tierra o el agua era modelados y trabajados, convirtiéndose en animales que más tarde tendrían vida propia. Y así fue pasando el tiempo y los dioses del fuego decidieron descansar, ya que la creación de aquellas espléndidas criaturas los había dejado completamente agotados.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Virgo, cuando sus nuevos amigos se durmieron, no pudo resistir la tentación y decidió que ella también crearía un nuevo animal. “Yo también quiero colaborar en la creación del planeta”, pensó. Cogió un poquito de esto, otro poquito de aquello, lo mezcló y amasó con todo el amor del mundo y le dio forma. Justo cuando lo estaba acabando, Leo apareció y, al ver a la diosa utilizando sus herramientas sin permiso, se enfadó muchísimo, tanto que se convirtió en un feroz león y se lanzó bruscamente contra la asustada Virgo, quién huyó de allí presa del pánico.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La diosa corrió mucho, sin parar, sin mirar atrás, hasta que llegó a la falda de la montaña más alta que jamás había visto. “Allí arriba no podrán encontrarme”, pensó, y acto seguido empezó a escalarla, y cuando por fin llegó a la cima, encontró una caverna y decidió entrar a dormir un poco.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuando despertó, se vio envuelta con sábanas de seda en una confortable cama. Un poco desorientada se levantó y salió de la habitación hacia un oscuro pasillo. Al fondo del todo se veía una luz, así que Virgo fue para ver qué era aquella luz, y fue entonces cuando conoció a los dioses de la tierra, Tauro y Capricornio, que estaban trabajando en aquel momento. El primero forjaba grandes montañas con su poderoso martillo mientras que el segundo creaba delicadamente todo tipo de árboles y plantas de mil formas y colores diferentes.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Al ver a Virgo, los dos dioses se presentaros y le mostraron su trabajo, ya que la diosa demostró tener mucho interés. Tanto preguntó y se interesó que los dioses le preguntaron si le gustaría trabajar con ellos. Con lágrimas de alegría, Virgo se puso manos a la obra, poniendo todo su espíritu en lo que hacía, y creó una azucena blanca como la nieve.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Entusiasmada y radiante de alegría fue corriendo a enseñársela a sus compañeros, pero a éstos, que eran muy conservadores en cuanto a las formas y los colores, no les gustó nada. “Muy frágil”, dijo uno; “Muy rara”, dijo el tro; y la pobre Virgo, al volver a sentirse rechazada, salió llorando de allí.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pese a todo, los dioses de la tierra corrieron detrás de ella hasta alcanzarla, y le recomendaron que fuese con los dioses del agua, ya que estos entenderían mucho mejor su arte innovador, y mientras la diosa se alejaba, lágrimas de tristeza rodaban por los ojos de aquellos dos dioses de la tierra que habían descubierto el amor.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El viaje hasta llegar a la morada de los dioses del agua no fue muy difícil. Virgo se dejó llevar por las aguas de un tranquilo río que encontró hasta que éstas la llevaron hasta el mar, y allí preguntó a un banco de peces, que la guiaron en seguida hasta la puerta de una gran mansión submarina hecha con corales y conchas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Temblorosa, golpeó la puerta, y está se abrió sola. “¡Pasa, pasa! ¡Te estábamos esperando!”, gritó una voz desde el interior, y la diosa se dejó guiar por ésta hasta llegar a una gran sala donde Piscis, Cáncer y Escorpio trabajaban.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los dioses de la tierra los habían avisado de su llegada y les habían rogado que le permitiesen trabajar con ellos, así que ya le habían preparado una mesa donde trabajar con todo el material necesario. Virgo se lo agradeció de todo corazón y se uso a trabajar de inmediato.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Tardó tres días y tres noches, ya que quería que su creación fuese perfecta para que fuese del agrado de los dioses del agua, hasta que finalmente la acabó. Se trataba de un maravilloso mamífero marino de color discreto, capaz de nadar a una gran velocidad, dotado de una gran inteligencia y un hocico alargado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― ¿Un delfín?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― Bueno, se podría decir que sí.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― ¿Y a los dioses del agua les gustó?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― ¡Ya lo creo! ¡Les encantó! Estaban completamente maravillados con aquel espléndido animal que Virgo había concebido, y ésta fue, por primera vez, feliz, muy feliz.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El tiempo fue pasando y los cuatro dioses trabajaban sin descanso, creando nuevas especias y parando únicamente para descansar. Al principio parecía que todo iba sobre ruedas, pero los dioses del agua en realidad tenían mucha envidia de la diosa, ya que desde que ella llegó, sus criaturas parecían muy feas en comparación con las de Virgo, y el que más rabia tenía de todos era Escorpio, que era el que peor parado salía.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Una noche, mientras todo el mundo descansa, Escorpio se transformó en un pequeño y venenoso escorpión, se acercó sigilosamente a Virgo y la picó mientras dormía. De la picadura, ésta se despertó y, al darse cuenta de lo que había pasado huyó.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Al salir de aquella mansión, el veneno empezó a hacer efecto y la diosa dejó de poder moverse quedando a merced de las grandes corrientes marinas que arrastraban su cuerpo inerte a voluntad mientras su vida se iba extinguiendo poco a poco.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Por suerte, Géminis, un dios del viento que viajaba en una nube, vio el cuerpo de la diosa y lo recogió, y al ver la marca de la picadura del escorpión lo entendió todo. Rápidamente utilizó sus poderes curativos para retener el veneno y evitar que se extendiese más por su cuerpo, y la llevó a su casa donde, con la ayuda de su compañero Acuario, consiguió salvar la vida de la joven.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Virgo, al despertar y recordar lo que había pasado, no se lo pensó dos veces y huyó de todo y de todos. Se arrepentía de haber llegado a la Tierra, de haber pensado que ella también podría colaborar en la creación de la vida de ésta, de haber conocido a todos los dioses que allí vivían y, sobretodo, de haberse enamorado de todos y cada uno de ellos, así que abandonó el planeta refugiándose en algún rincón del universo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La diosa no supo cuánto tiempo pasó; sólo sabía que, por mucho que pasase, no conseguiría olvidar la Tierra y sus dioses, y cada vez que lo pensaba la invadía una gran tristeza que no la dejaba vivir en paz.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Uno de estos días se armó de valor y decidió regresar, pero lo que vio al llegar no fue lo que ella esperaba. En vez de grandes ríos y mares, de frondosos bosques verdes llenos de animales, se encontró con desiertos, huracanes, incendios y muerte por todas partes. Lágrimas tan brillantes como el Sol rodaron por la cara de Virgo y cayeron en el planeta, y por alguna extraña razón los incendios se sofocaron, los huracanes se calmaron, pero por desgracia ya era demasiado tarde; todos los seres vivos del planeta habían muerto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Libra, el dios juez de la Tierra, se apareció al lado de Virgo y le explicó lo sucedido. Los dioses habían pasado muchos y muchos eones conviviendo solos, haciendo las cosas de una determinada manera, estableciendo una serie de normas y criterios que Virgo, con su repentina aparición y su gran imaginación y capacidad de creación, desbarató por completo. De este modo, los dioses reaccionaron a esta situación excluyéndola e, incluso, intentando matarla, por miedo a la novedad, al cambio y, sobretodo, por miedo al nuevo sentimiento que había despertado en ellos: el amor. Al principio todos se alegraron de su marcha, pero al poco tiempo comenzaron a echarla de menos muchísimo, así que descuidaron su trabajo y sus obligaciones y salieron a buscarla… sin éxito.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Al volver, empezaron a discutir entre ellos, echándose la culpa unos a otros, y el caos se apoderó de la Tierra. Los elementos, igual que los dioses, se descontrolaron y acabaron con todo lo que había, y si no lo detenían pronto el planeta entero desaparecería, y todos los dioses con él. Por suerte, Libra ya había pensado en un plan, ¿y sabes qué hizo?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― ¿¡Qué!? ¿¡Qué!?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― Libra mató a Virgo con sus poderes, cogió su cuerpo y apareció en medio de todos los dioses con la diosa en brazos, reprochándoles que su furia la había matado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― ¡Pero eso es horrible, abuelito!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― Lo se, pero gracias a eso los elementos se calmaron, aunque la tristeza se apoderó del planeta y de los dioses, que lloraron y lloraron. Virgo se sacrificó para salvar aquello que tanto amaba, y los dioses, para poder contemplar a la que había sido el amor de todos, combinaron sus grandes poderes y crearon el cielo, donde dejaron reposar el cuerpo inerte y brillante de la diosa. Después, muchos dioses quisieron subir al cielo con ella para estar siempre a su lado, pero Libra no se lo permitió. Como juez, los condenó a vivir en la Tierra, a repararla y a cuidarla para siempre bajo la atenta mirada de Virgo, y éstos no tuvieron alternativa alguna más que obedecer.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los dioses volvieron al trabajo. Después de limpiar todo el planeta lo restauraron con todo su grandioso repertorio de animales, plantas, montañas, ríos y mares, pero aún así el planeta no lucía el brillo de antaño.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Capricornio, haciendo limpieza en el taller donde creaba sus plantas y árboles, encontró la azucena que Virgo había creado mucho tiempo atrás y decidió que a partir de aquel momento intentaría crear especies nuevas basándose en aquella bella y pura flor. Y lo mismo los pasó a los dioses del agua con la cantidad de animales y plantas que la diosa ideó e imaginó.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Poco después, el planeta brillaba con luz propia y un cierto aire de juventud, y todo gracias a las creaciones de Virgo y, sobretodo, al amor que todos habían depositado en aquellas magníficas creaciones. Pero pese a todo, aunque aquellas espléndidas creaciones eran obra de la diosa, no eran ella, y los dioses sólo querían que se hiciese de noche con tal de poder verla de nuevo y mostrarle todo lo que habían construido gracias a ella.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Por otro lado, los dioses del fuego hacía mucho tiempo que no salían de su cueva, y no atendían a la llamada de ninguno de los otros dioses. Todos lo atribuían a la tristeza y pensaban que sólo necesitaban un poco de tiempo, pero en realidad los dioses estaban plenamente volcados en un gran proyecto: la finalización del animal que Virgo dejó incompleta en su casa.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Sin duda, la diosa había hecho una espléndida faena, pero por desgracia no la había acabado, y los dioses pensaron y discutieron muchísimo sobre cómo completar aquella creación dándole el carácter y la belleza que Virgo era capaz de dar, y finalmente lo consiguieron. Cuando todos los dioses se enteraron, quisieron asistir al ritual mediante el cual los dioses del aire daban vida a las criaturas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con todos reunidos, incluso Libra, Géminis y Acuario empezaron el ritual. Éste consistía en un baile y un cántico mediante los cuales los dioses canalizaban la energía infinita del universa hacia el cuerpo rígido y frío de las criaturas inertes, y , poco a poco, esta energía los llenaba hasta desbordar aquel cuerpo de vida, pero, a diferencia del resto de seres del planeta, esta vez fue un ritual muy especial, ya que quisieron colaborar todos los dioses. De este modo, dieron vida a la raza más perfecta de todas cuantas habían creado, la raza humana, y cuando acabaron, Libra les dio una noticia que les hizo saltar el corazón a todos: Virgo no estaba muerta.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Les contó que en realidad la diosa sólo dormía por culpa de un conjuro provocado por él mismo. ¡Todo había sido una estrategia para restaurar la paz del planeta! Y no sólo eso. Los humanos heredaron la Tierra, convirtiéndose en los nuevos protectores y guardianes de las criaturas que allí habitaban, de manera que los dioses pudieron dejar atrás sus ocupaciones para siempre y pudieron instalarse definitivamente en el cielo con Virgo, a quién encontraron tal y como la habían dejado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Todos se acercaron a ella, y Libra la libró del conjuro de sueño, y cuando abrió los ojos y los vio a todos allí, los doce se fundieron en un eterno abrazo y fueron felices. Y como puedes ver, aún hoy en día están allí arriba, todos juntos, viviendo tranquilamente sin ninguna preocupación más que disfrutar de su mutua compañía.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Laia y su abuelo observaron maravillados y en silencio las numerosas constelaciones que brillaban en el cielo. Por la cabeza de la niña todavía bailaban las imágenes que su mente había creado mientras su abuelo le contaba la leyenda cuando le vino a la cabeza una importante cuestión.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― Abuelito, ¿y de verdad dejaron a los humanos a cargo del planeta?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― Sí, eso dice la leyenda.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― Vaya... pues espero que a ningún dios le de por mirar a ver como van las cosas por aquí…</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">― ¡Jajaja! ¡Caramba que nieta más lista tengo! ¿Sabes? Hay quien dice que a veces los dioses bajan a la Tierra y se reencarnan en personas, y que estas personas están destinadas a realizar grandes proezas utilizando los poderes innatos que heredan de su naturaleza divina, pero eso ya te lo explicaré mejor mañana, que hoy ya se nos ha hecho muy tarde. ¡Venga va! ¡A la cama!</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ambos, abuelo y nieta, bajaron las escaleras de la casa hasta llegar a su habitación, se acostaron uno al lado del otro y apagaron las luces. Laia se durmió en seguida, pero su abuelo se quedó un buen rato despierto imaginando cómo sería la vida de su nieta, imaginando que la leyenda era cierta, que Laia en realidad era la reencarnación de la diosa Virgo y que le esperaba un rico y maravilloso futuro. Y con estos pensamientos, el abuelo cayó en el sopor de la noche mientras en el cielo las estrellas brillaban, como cada noche, con su intermitente y misteriosa luz.</div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-29450508997977764742008-06-03T02:44:00.003+02:002008-06-03T10:40:02.640+02:00¡Regalos sin ser Navidad!<div style="text-align: justify;">¡¡Hola a todos y todas!!<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Como véis, esto vuelve a estar un tanto abandonadillo. Los motivos: el final de la carrera, la falta de tiempo habitual y que estoy escribiendo una novela juvenil para presentarla a un concurso (¡deseadme suerte!). Tengo ya casi preparado la siguiente entrada del diario de nuestro querido pirata, que supondrá el final de la tercera saga. Con un poco de suerte antes de Julio podré terminarlo y colgarlo (sí, se que aún queda mucho -.-U), pero mientras os traigo un par de regalitos que espero que os gusten.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El primero son dos wallpapers que tenía desde hace tiempo pero que, no se por qué, no os había colgado. Representan las dagas de Aëstin ^^. Los podéis encontrar en la sección de descargas del blog (sí, ahí -->)</div><div><br /></div><div style="text-align: center;"><img src="http://eglomer.googlepages.com/Wallpaper2-11024x768.png/Wallpaper2-11024x768-small.png" /> <span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span><img src="http://eglomer.googlepages.com/Wallpaper2-21024x768.png/Wallpaper2-21024x768-small.png" /><br /></div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">El segundo, un pequeño "juego" de Zippo para la Nintendo DS o para su correspondiente emulador. Para saber de qué va y descargarlo y eso, entrad en la recién inaugurada sección de juegos (sí, ahí también :P -->)</div><div><br /></div><div style="text-align: center;"><img src="http://eglomer.googlepages.com/MueveaZippo.PNG/MueveaZippo-full.PNG" /><br /></div><div><br /></div><div>Espero que con esto se haga más llevadera la espera.</div><div><br /></div><div>¡Saludos, mariner@s de agua dulce!</div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-33827892416528549842008-05-07T21:40:00.001+02:002008-05-07T21:47:05.685+02:0044 de Umie, año 198<div style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;">Por fin hemos regresado de un viaje que, más que unir lazos entre capitanes, ha creado muros insalvables, aunque eso Yonhas no lo sabe, por supuesto.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Partimos el otro día de buena mañana y tardamos poco más de día y medio en llegar a nuestro destino, una pequeña isla cercana donde, tal y como me dijo el capitán, nos esperaba nuestro cargamento de provisiones. Durante la travesía me fue contando algunas historias del mar, jugamos alguna partida a las Black Cards y, sobretodo, hicimos el vago.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuando llegamos, el petirrojo insistió mucho en que nos quedásemos en el barco, que dejásemos todo el trabajo a sus hombres y nos quedásemos tranquilos en el navío mientras me relataba nosequé, pero la verdad es que tenía curiosidad por conocer el pueblo. Al final, por desgracia, no desembarcamos y tuve que aguantar su cháchara.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Poco después escuchamos volver a sus hombres, y aproveché la ocasión para intentar respirar aire fresco con la excusa de saludar a los muchachos, de modo que me levanté y abrí la puerta, que fue cerrada inmediatamente por Yonhas, instándome insistentemente a jugar una partida de Black Cards. Tal era mi conmoción por lo que acababa de ver que me dejé conducir dócilmente hasta el sillón para empezar a jugar, pero por mucho que el petirrojo intentase distraerme, mi mente estuvo pensando todo el tiempo en los ensangrentados piratas que regresaron al barco cargados de provisiones. Sus armas, sus ropajes, sus rostros… todo estaba manchado y salpicado del flujo vital de sus contrincantes, los pobres pueblerinos que lucharon defendiendo sus pertenencias.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Yonhas descubrió mis pensamientos, y así me lo hizo saber. Rápidamente me dijo que no me preocupase, que sus hombres nunca harían algo así, y salió de la habitación en busca de alguien que le explicase qué había pasado. Al poco apareció con un pirata herido y éste me explicó que una gran bestia les atacó mientras recogían la mercancía, y que a causa de la lucha muchos hombres habían sido heridos, pero que al final habían acabado con ella sin desperdiciar ni una sola caja de provisiones.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">¡Mentiras! ¡Todo mentiras! La forma de comportarse de Yonhas, advirtiendo mis preocupaciones sin haber visto siquiera a los miembros de su tripulación, indican que él ya esperaba que volviesen todos manchados de sangre. Además, aquel pirata parecía estar bastante nervioso y no paraba de mirar a su capitán como requiriéndole algún gesto o mueca que le indicase que lo estaba haciendo bien. Yonhas no es más que un maldito embustero y asesino que mancha y deshonra el nombre de los piratas, porque ¿acaso ser un pirata significa que debo convertirme en un asesino? ¡No! Los piratas siguen los pasos de Arthimor Génesis, el cual luchó siempre por defender la justicia, y el petirrojo en algún momento debió desviarse del camino correcto. Pero… ¡no puedo hacer nada! ¿Qué podría hacer yo, incluso contando con la ayuda de mis amigos, contra cientos de piratas?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Mis compañeros opinan lo mismo que yo, que fue un saqueo cruel y despiadado en toda regla, pero ellos no parecían extrañados para nada. ¿Es que todo el mundo relaciona piratería con maldad? Es tan frustrante… desde pequeño he soñado con ser un valeroso pirata al servicio de la verdad como lo fue Arthimor, y ahora me encuentro con que me he unido a una panda de desalmados capaces de hacer cualquier cosa por llevar una cómoda y placentera vida de holgazanería a costa del sufrimiento y el esfuerzo de otras personas. Es algo que jamás aceptaré… y lo peor de todo es que Yonhas me ha vuelto a invitar a otra salida en el próximo desagüe. Esta vez vamos en busca de un “pequeño tesoro” que dice tener guardado en una isla cercana. Además me ha prometido que desembarcaremos, por lo que le he pedido permiso para llevar a Ybuflow conmigo, no sea cosa que aparezca un monstruo como la última vez. Ha aceptado. Espero no tener que contemplar una masacre.</div><div><br /></div></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-90322462092512346722008-04-07T23:35:00.000+02:002008-04-07T23:37:00.277+02:0037 de Umie, año 198<div style="text-align: justify;">Anoche fue una noche inolvidable. Después de cenar todos en la taberna nos colocaron, a mis compañeros y a mí, en el entarimado, y empezó la ceremonia de embestidura corsaria, ya que hasta que no tuviésemos la bandera y el nombre del barco no podía celebrarse.<br /><br />― ¡Queridos compañeros! Hoy es un gran día para todos, pues tres nuevos piratas han nacido. Duras han sido sus pruebas, y a punto de morir han estado más de una vez, pero lo cierto es que estas valerosas personas jamás se han echado atrás, jamás se han rendido, y es por eso que hoy, en este mismo momento y lugar, convertiremos a Escarlata la muerte marina, a Aëstin el fugaz y a ojos verdes Eglomer en verdaderos piratas.<br /><br />La sala entera estalló en aplausos ensordecedores.<br /><br />― Ahora es momento de repetir juntos el juramento que Arthimor Génesis, el primer pirata, nos legó.<br /><br />Y todos empezamos a recitar en voz alta el juramento pirata que Cid me enseñó hace ya mucho tiempo, y que mis amigos tuvieron que aprender en apenas un par de horas.<br /><br /><div style="text-align: center; font-style: italic;">Hoy parto de tierra firme para del mar hacer mi hogar.<br />Aventuras y peligros me esperan por igual,<br />Y muchos compañeros a los que apreciar.<br />Mis armas alzaré contra la injusticia,<br />Mis fuerzas, a disposición del bien estarán,<br />Y orgulloso alzaré mi bandera, orgulloso exibiré las tres tibias,<br />Con dignidad y valentía, con honradez y seguridad.<br />El camino no será fácil, pero rendirme ¡nunca jamás!<br />Hoy, como pirata, entrego mi vida a la verdad.<br /></div><br />Mientras todos recitábamos, a mi memoria vino la historia de Arthimor, la cual aprendí también de mi viejo amigo Cid, y por la que siempre he querido ser pirata.<br /><br />Según me contó, Arthimor era un joven pescador de los mares del este a quien todo el mundo tildaba de soñador cabeza hueca, ya que siempre hablaba de aventuras, tesoros y monstruos marinos. Sin embargo, el siempre hizo caso omiso a este tipo de comentarios alimentando su pasión por el mar, y cuando tuvo edad suficiente para valerse por sí mismo, se lanzó al mar en busca de sus sueños.<br /><br />Pasó el tiempo, y poco a poco Arthimor fue haciendo amistad con mucha gente. Allá donde iba hacía amigos y, además, reclutaba a nuevos miembros para su tripulación, siempre y cuando pasasen las tres pruebas (recuerdo que le pregunté a Cid sobre las pruebas, pero nunca supo decirme en qué consistían). Debido a sus continuos viajes, pronto sus hombres se hicieron tan numerosos que tuvieron que comprar nuevos navíos, ya que no cabían todos en uno solo (según la leyenda, su flota llegó a contar con más de quinientos navíos a sus órdenes).<br /><br />Cuando consiguió realizar su sueño de visitar y explorar todos los mares habidos y por haber, la tripulación de Arthimor estaba repartida por todos ellos velando por la seguridad de las gentes de tierra firme, pues nunca iban todos juntos a no ser que fuese estrictamente necesario. Con tantos barcos, tuvieron que idear un modo de distinguir entre los navíos de su propia tripulación de los demás navíos, fuesen enemigos o no, y tras mucho pensar crearon la primera bandera pirata que ondearía en todos los mástiles de su tripulación: una bandera que consistía en un cráneo humano con dos tibias cruzadas detrás, todo ello sobre un fondo negro. Las razones por las que optaron por dicha bandera las desconozco por completo.<br /><br />Tras su muerte, su tripulación acabó disgregándose, y se tomó por costumbre dotar a la bandera de Arthimor con rasgos propios para, de algún modo, diferenciarse de él y de su tripulación y, a la vez, para rendir homenaje a quien fue el mayor pirata de todos los tiempos.<br /><br />Una vez acabamos de recitar el juramento, los piratas de Yonhas nos obsequiaron con un regalo: nuestra bandera pirata perfectamente bordada y lista para ser colocada en el mástil de DreamWings.<br /><br />― Bien, y ahora ha llegado el momento de jurar fidelidad al capitán del navío. Eglomer, da un paso al frente.<br /><br />Me adelanté a mis compañeros y éstos me colocaron la bandera por los hombros. Después se colocaron en frente mío y, primero uno y luego el otro, juraron seguirme allá donde fuese, acatar todas mis órdenes y morir por mi causa si fuese necesario. Para mí fue simplemente un acto simbólico, pues ellos son mis amigos y compañeros antes que mis subordinados (además de que no veo a Escarlata acatando mis órdenes sin quejarse mil y una veces antes), pero Yonhas siguió muy atentamente el acto, especialmente cuando le tocó a Escarlata. Después de eso se reanudó la fiesta y todos seguimos disfrutando de una magnífica y maravillosa velada.<br /><br />Ya por la mañana recibí una nueva sorpresa, una carta de citación del petirrojo, así que me vestí, me aseé y fui a su casa donde me invitó a acompañarles en su próxima salida de la isla en busca de provisiones con el pretexto de estrechar lazos entre capitanes. Tras hablar con mis compañeros decidimos que lo más conveniente es contentar al capitán, aunque no nos guste nada la idea de separarnos. Eso sí, Aëstin no deberá separarse de Escarlata ni un solo segundo. Partiremos en el próximo desagüe, dentro de tres días, y no tardaremos más que dos o tres días en regresar.<br /><br />He decidido confiarle el diario a Aëstin porque no me puedo arriesgar a que caiga por error en manos de cualquier pirata de la tripulación del petirrojo, y porque que no creo que Escarlata resistiese la tentación de leerlo y no quiero morir aún, de modo que esta será posiblemente mi última anotación hasta mi regreso, ya que voy a estar bastante ocupado preparándolo todo para el viaje.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-28751184541781888122008-03-28T13:54:00.002+01:002008-12-11T07:10:33.073+01:0036 de Umie, año 198<div style="text-align: justify;">¡¡Ya tenemos bandera!! Cierta bruja no está muy de acuerdo con mis dotes artísticas, pero la bandera está acabada.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br />Nos hemos reunido hoy en mi habitación (Zippo incluido) y, tras mucho debatir hemos llegado a la conclusión de que, al ser yo el capitán, debíamos dotar a la calavera con algunos rasgos míos. A mí me da un poco de vergüenza, e incluso he insistido en hacer una bandera que nos represente a todos, pero no he podido convencerles. El resultado ha sido el siguiente:<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh6ZzKCgTY_tdVWWIKkKMa9HAHUS5zWLUIqBUMWAO8o5aiM0DKQETwYVANpLb5ry3OCVyvx-DE8eVDYX_Jr97kt6-OhCBjZsasBoku-LzcXYVCId2A3jCtLNmmFSqQXcFL9kHSKqckHJc/s1600-h/bandera.png"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh6ZzKCgTY_tdVWWIKkKMa9HAHUS5zWLUIqBUMWAO8o5aiM0DKQETwYVANpLb5ry3OCVyvx-DE8eVDYX_Jr97kt6-OhCBjZsasBoku-LzcXYVCId2A3jCtLNmmFSqQXcFL9kHSKqckHJc/s400/bandera.png" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5182775409577636562" border="0" /></a><br />El dibujo está en color gracias a Aëstin, que ha conseguido unas piedras blandas muy raras capaces de pintar en color sobre el papel.<br /><br />Como se puede observar, a la calavera le hemos puesto los ojos verdes y mi perilla, aunque Escarlata se empeñe en decir que “parecen los morros de un negro”. También le hemos añadido las aspas azules inspirándonos en las aspas de idéntica forma que tiene Ybuflow en su empuñadura.<br /><br />Después hemos pasado al asunto del nombre del navío, y la cosa ha ido así:<br /><br />― Bueno, ¿y qué nombre le ponemos al barco?- dije.<br /><br />― Humm… ¿Qué os parece “Galleta Voladora”? A todo el mundo le gustan las galletas…-, propuso la bruja.<br /><br />― Claro, y así cuando atraquemos en un puerto dirán: “¡Mira! ¡Ahí vienen los piratas de la Galleta Voladora! ¡Vamos a recibirles con un vaso de leche calent…” ¡Au!<br /><br />Escarlata me había propinado un coscorrón por reírme de su idea.<br /><br />― Ya que nuestra bandera lleva los ojos verdes, ¿por qué no “Midori mitsumeru”? En un dialecto de mi isla quiere decir “verde mirada”-, propuse.<br /><br />― Es que sería un poco monotemático todo, ¿no?<br /><br />― ¿Y “Foam’s Wings”?-, dijo Aëstin.<br /><br />― ¿Qué significa?-, preguntó la bruja.<br /><br />― En la lengua de los alados quiere decir “Alas de espuma”.<br /><br />― Zippo, zippo zippo… ¡zippo!<br /><br />― Zippo dice que tal y como lo ve él, el barco es un medio que utilizamos para cumplir nuestros sueños, por lo que debería ser algo así como “Alas de ensueño”.<br /><br />― DreamWings… -, tradujo Aëstin instintivamente.<br /><br />Sencillamente, nos encantó a todos, así que fue aceptado por unanimidad.<br /><br />Después de la reunión, fui a casa de Yonhas a avisarle de que ya habíamos decido la bandera y el nombre, y esta noche será la presentación oficial de ambas cosas en la taberna (cómo no). Empiezo a pensar que la vida del pirata se basa en beber y holgazanear todo el día…<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-57979519701311580642008-03-25T23:38:00.006+01:002008-12-11T07:10:33.289+01:0035 de Umie, año 198<div style="text-align: justify;">Anoche tuvo lugar la fiesta en la taberna, y todos brindamos y bebimos a la salud de mis compañeros. La música sonaba, la bebida no cesaba y todos parecían muy felices (incluso Yonhas, por extraño que parezca),<br /></div><div style="text-align: justify;"><br />Después de un buen rato de juerga, el capitán se puso en pie y mandó llamar al tatuador mientras otras personas apartaban unas mesas y preparaban unos biombos para que nadie viese dónde se tatuaban la marca.<br /><br />La primera en entrar fue Escarlata, muy segura de sí misma, pero cuando vio la aguja para tatuar chilló, gritó, pataleó y golpeó al tatuador hasta dejarlo inconsciente. Tuvimos que esperar a que el pobre hombre despertase antes de poder empezar, y mientras la bruja se fue concienciando de lo que iba a ocurrir, así que en el segundo intento se portó mejor y, pese a que volvió a gritar y patalear, se hizo el tatuaje. En cambio lo de Aëstin fue más rápido. Entró sin decir palabra y salió con la misma cara inexpresiva. Y después todos me miraron a mí.<br /><br />Me sentí muy incómodo con todos esos ojos mirándome tan fijamente. Parecía que me estuviesen recriminando que no hubiese superado la prueba, como si los hubiese decepcionado a todos, y me sentí muy mal. Entonces Jius se acercó.<br /><br />― Yo l-lo sien…<br /><br />― ¿Pero se puede saber a qué esperas?-, me cortó.<br /><br />― ¿Eh?<br /><br />No entendía nada. ¿Qué se supone que debía hacer? Quizás esperasen una disculpa pública, así que me aclaré la voz, me subí a la mesa y dije:<br /><br />― Siento mucho haberos defraudado a todos. La verdad es que intenté con todas mis fuerzas superar la prueba, pero las abejas fueron demasiado para mí. Os he fallado y lo siento, pero os prometo que entrenaré duro y conseguiré convertirme en pirata.<br /><br />Tras unos segundos de silencio se desató una risotada general.<br /><br />― ¡Jajajaja! ¿Pero de qué hablas, Eglomer? ¿Cómo que no superaste la prueba? ¡Jajaja! ¡Anda! ¡Déjate de tonterías y entra ya, que el tatuador te espera! ¡Que no superó la prueba dice! ¡Jajajaja!-, dijo Jius muerto de risa.<br /><br />Al parecer la criatura a la que debía derrotar era a la reina, considerando al resto de las abejas como las armas de ésta, y pese a que casi muero, lo cierto es que acabé con ella antes de caer abatido, por lo que SÍ superé la prueba.<br /><br />Jamás me he sentido tan feliz y a la vez avergonzado en mi vida. Después de tantos años soñando con ello, después de tanto esfuerzo, mi sueño se ha hecho realidad. Hoy puedo afirmar orgulloso que, por fin, soy un auténtico pirata. Cómo me gustaría que Cid hubiese estado presente. Seguro que me hubiese dicho “bien hecho, Eglomer” con una gran sonrisa de orgullo.<br /><br />Casi llorando de la emoción fui junto al tatuador, que me preguntó dónde quería tatuarme la marca. Me costó un poco decidirme, pues al pensar que no había superado la prueba no había pensado en ello, pero al final me decidí por la parte superior de mi brazo izquierdo, así que el tatuador se puso manos a la obra. La marca tiene este aspecto:<br /></div><br /><div style="text-align: justify;"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeFjwrhLQZrFQ9SIRX_DYXhS_-z8w6V7-hJVVpz5aO9mGFxeK79FEj1xVZO1HFSY1P_vmqZPmRnDFCvEhy2I_LujTpkDEiNCs6Atl2nC1Q-emiBiJHoDLz4JfHGcNri3t2FKux0rmbfnA/s1600-h/Marca+Pirata+2.png"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 160px; height: 198px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeFjwrhLQZrFQ9SIRX_DYXhS_-z8w6V7-hJVVpz5aO9mGFxeK79FEj1xVZO1HFSY1P_vmqZPmRnDFCvEhy2I_LujTpkDEiNCs6Atl2nC1Q-emiBiJHoDLz4JfHGcNri3t2FKux0rmbfnA/s400/Marca+Pirata+2.png" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5181813169399608002" border="0" /></a><br />También me anunciaron mi mote: “ojos verdes Eglomer”, cosa que no entendí, pues mis ojos nunca han sido de dicho color, así que les pregunté a mis compañeros.<br /><br />Me dijeron que durante la prueba, justo cuando lancé mi ataque contra la reina, mis ojos empezaron a brillar con un resplandor verde, y de ahí mi apodo. Por supuesto, Aëstin, que todo lo sabe, me explicó más tarde a solas que ese brillo lo producía mi conexión con Ybuflow.<br /><br />Ybuflow, como ya sabía, se trata de la materialización de una fuente de energía instaurada por los alados para preservar la vida del planeta, y además posee consciencia propia. Lo que ignoraba era que entre la espada y yo se podía llegar a formar un vínculo en el cual su fuerza y la mía se convierten en una (a esto es a lo que Aëstin llama “conexión”), y uno de los efectos que tiene sobre mí es ese cambio de color de ojos.<br /><br />― Esos mismos ojos fueron los que consiguieron derrotarme en la Wind Island-, dijo el semidragón,- pero en aquel entonces pensé que se trataba de un error. En cambio, ahora Ybuflow ha demostrado que está dispuesta a cederte todo su poder, pero para ello tendrás que buscar la forma de mejorar tu conexión con ella. Es tu responsabilidad.<br /><br />Bueno, pues tendré que buscar la forma de mejorar la conexión. Quizás si le canto todos los días… con las plantas dicen que funciona.<br /><br />Después de tatuarnos y de recibir las felicitaciones de todo el mundo nos dijeron que debemos pensar cuál va a ser nuestra bandera pirata, así como el nombre del barco, ya que son “elementos indispensables para cualquier pirata que se precie” (palabras textuales de Yonhas). Tendremos que hacer una reunión de emergencia para decidir esto, y a ver cómo nos las apañamos para avisar a Zippo.<br /><br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-15342215456093855012008-03-13T21:31:00.000+01:002008-03-13T21:33:08.701+01:0034 de Umie, año 198<div style="text-align: justify;">Anteayer por la tarde fuimos todos conducidos al exterior del pueblo, donde habían construido una enorme semiburbuja de estructura metálica recubierta con una extraña tela que, según me dijeron, era ideal para evitar que mi criatura escapase.<br /><br />Cuando llegamos, los presentes se dispersaron alrededor de dicha construcción mientras que yo, ataviado con Ybuflow, era conducido hacia el interior, donde pude ver una pequeña puerta en uno de los laterales. “Por lo menos no es gigante”, pensé, y tras unas breves palabras de Yonhas abrieron la puertecilla, dando comienzo mi última prueba.<br /><br />Al principio, debido a la poca luz que traspasaba aquella tela, no vi a mi adversario, pero mis ojos no tardaron en acostumbrarse al cambio de luz y pronto pude divisar a la criatura. Mejor dicho, a las criaturas, pues cientos de abejas completamente negras estaban saliendo a gran velocidad por la puerta, agrupándose en la parte alta de la burbuja. Me quedé helado.<br /><br />Aëstin tuvo un monstruo grande y feo… Escarlata tuvo un bicho grande y feo… ¡Yo debería haber tenido una criatura grande y fea! ¿Dónde tienen la lógica estos piratas? Y en vez de eso, me encuentro con cientos de diminutos insectos a los que apenas veía. ¿Cómo se supone que se lucha contra las abejas?<br /><br />― ¡Eglomer, ten cuidado! ¡Son abejas negras del este! ¡Si te pican tres veces morirás!-, me gritó Escarlata sacándome de mi aturdimiento inicial.<br /><br />Lentamente me giré hacia mis amigos y sonreí intentando transmitirles un “no os preocupéis, estaré bien”, pero por las caras de preocupación que pusieron lo debieron interpretar como un “estoy muerto”.<br /><br />De repente escuché un creciente zumbido, y al girarme vi a todo el oscuro enjambre acercándose rápidamente hacia mí apuntándome con sus largos y puntiagudos aguijones (seguramente me estuviesen culpando a mi de su cambio de residencia y querían venganza). Corrí todo lo que pude hacia un lateral, y entre saltos, volteretas y posiciones imposibles conseguí esquivar la primera oleada de ataques, pero apenas tuve tiempo para alegrarme; las malditas abejas volvían a la carga.<br /><br />Así estuvimos un rato, ellas atacando y yo esquivando. De vez en cuando conseguía matar alguna abeja o herirla de gravedad, pero rápidamente era sustituida por otras dos idénticas que venían siguiéndola. Era desesperante, y además, el Sol se estaba poniendo muy rápidamente, por lo que mi visión cada vez era peor. Debía acabar el combate antes del anochecer o estaría perdido.<br /><br />Por el momento sabía que las abejas se comportaban como un solo ente, moviéndose a la vez, tomando idénticas decisiones, anticipándose a mis movimientos… pero no podía ser que todas tuviesen el mismo cerebro, pensando lo mismo, y además, atacaban más violentamente cuando me acercaba a la puertecilla por la que habían salido. “con lo cual la única explicación es que…”, pensé girándome bruscamente hacia la puerta. Un pequeño brillo desde el interior de la misma me confirmó mis sospechas.<br /><br />Si todas las abejas se comportaban igual era porque todas estaban siendo controladas por un ente de rango superior, es decir, por su reina, y como cualquier otra reina, manda a sus súbditos a encargarse de sus enemigos, protegiendo su integridad refugiándose en la colmena. Por tanto, si conseguía acabar con la reina crearía un vacío de poder, haciendo que las propias abejas luchasen entre ellas mismas, y yo sólo tendría que esperar a que quedasen unas pocas para rematarlas, acabando así la prueba felizmente.<br /><br />― ¡¡¡¡¡AAAAHHHH!!!!!-, grité.<br /><br />Absorto como estaba en mis pensamientos no vi que el enjambre se había dividido en dos, atacándome una de las mitades por detrás, y una de las abejas consiguió atravesarme el brazo izquierdo con su enorme aguijón.<br /><br />Noté como el veneno inyectado se repartía rápidamente por la zona, dejando completamente inerte mi extremidad. La reina, al verse descubierta, decidió dividir a su ejército y crear dos grupos: uno de ataque y otro de defensa, que se situó en frente de la puertecilla a modo de muro de protección.<br /><br />Esquivé el siguiente ataque con dificultad, pues ahora disponía de menos espacio en el cual moverme, y rápidamente corrí en dirección a la reina intentando salvar su defensa por uno de los laterales, pero fue inútil. Las abejas eran muy rápidas y yo muy lento, de modo que conseguían hacerme retroceder con facilidad, y además no podía dejar de vigilar al equipo de ataque, puesto que aprovechaban cualquier oportunidad para lanzarse a por mí por cualquier lado.<br /><br />Lo intenté varias veces más, pero mi ataque era siempre repelido y contrarestado con otro ataque, y al final el Sol desapareció en el horizonte dejándome completamente ciego de cara a aquellas oscuras criaturas. Por suerte, guiándome por el sonido era capaz de esquivar, no sin dificultad, sus continuos ataques, aunque no resistiría mucho más aquel ritmo tan frenético. Si quería sobrevivir debía jugármelo todo, entonces fue cuando vi claro lo que debía hacer si quería ganar aquel combate.<br /><br />Recordando mis continuas observaciones de aves descubrí cómo superar la barrera que me impedía llegar hasta la reina. Las criaturas voladoras por lo general prefieren los lugares altos, ya que ello les permite aprovechar su condición de seres alados para escapar de cualquier posible depredador terrestre, y precisamente esta condición que les ayuda en lugares altos se convierte en una gran desventaja cuando tienen que hacer cualquier cosa sobre la tierra, convirtiéndose en seres lentos y torpes. De este modo, las abejas no podían atacarme si no estaban volando, así que la única forma de pasar a través de esa barrera era justamente por debajo de ellas, por el suelo, cuando alzasen el vuelo para defender a su reina.<br /><br />Una segunda abeja consiguió inyectar su veneno en mi pierna derecha en uno de los ataques. Apenas tenía unos segundos antes de que ésta se paralizase, así que agarré fuertemente a Ybuflow y corrí todo lo que pude en dirección a la reina. Escuchaba como me seguía el grupo de ataque, y pronto escuche al grupo de defensa en frente de mí, alzando el vuelo, preparándose para recibirme, pero este hecho carecía de importancia, pues mi mente estaba centrada en una sola cosa: acabar con la reina. En el último segundo me tiré al suelo, deslizándome por debajo del muro de abejas, y me levanté justo en frente de la puerta tras la que se ocultaba la reina. En ese momento sentí una sensación agradable y muy familiar: una suave brisa que me invadía, que me reconfortaba, que fluía en mi interior. ¡Era la misma sensación que sentí cuando luché contra Aëstin!<br /><br />Cuando quise darme cuenta de mis actos, ya había descargado un poderoso estacazo sobre el pequeño habitáculo, partiendo a la reina en dos y agujereando parte de la estructura metálica de la burbuja. Después, fui alcanzado por el grupo de ataque, notando hasta tres picaduras más antes de caer desplomado al suelo.<br /><br />Desperté esta mañana en mi habitación acompañado de Escarlata y Aëstin. Intenté incorporarme pero fue inútil, apenas tenía fuerzas ni ánimos, todo sea dicho.<br /><br /> ― No deberías moverte. Has estado a punto de morir y tu cuerpo todavía está resentido por el tratamiento-, dijo la bruja mientras comprobaba mi estado.- Por suerte, en mi isla nos tuvimos que enfrentar a esas asquerosas abejas negras y sé cómo tratar sus picaduras, aunque confieso que nunca había visto a nadie recibir siete picaduras y ser capaz de sobrevivir.<br /><br />¡Siete picaduras! ¡Qué barbaridad! Con razón he tardado tanto en ser capaz de moverme (de hecho, todavía me cuesta un poco), y lo peor de todo es que no he sido capaz de superar la prueba. Al final, pese a todos mis esfuerzos, caí derrotado por las abejas.<br /><br />Según me han contado mis compañeros, tuvieron que esperar a que la población de estos insectos disminuyese (mi teoría sobre el vacío de poder y sus consecuencias fue correcta) antes de poder entrar a por mí. Después me trajeron a mi habitación, Escarlata echó a todo el mundo fuera y se puso manos a la obra. Se pasó toda la noche sin dormir intentando neutralizar el veneno y, aunque no consiguió deshacerse de todo, fue capaz de reducir su eficacia de modo que mi vida no corriese peligro. Además, estuvo cuidándome todo el día de ayer poniéndome paños de agua fría para mantener a raya mi fiebre. Le debo la vida de nuevo.<br /><br />Mañana por la noche celebraremos el final de la prueba de las tres tibias, y mis compañeros serán tatuados con la marca pirata. ¡Jo! ¡Qué envidia! Y eso que el que quería ser pirata soy yo… pero pese a todo, en el fondo me alegro mucho por ellos. Esta experiencia les ha ayudado a confiar más en sí mismos y en sus posibilidades, y la gente ha reconocido su valía. Y respecto a mi persona, tendré que entrenar más cada día.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-50098768814512891252008-03-06T22:39:00.000+01:002008-03-06T22:40:58.934+01:0031 de Umie, año 198<div style="text-align: justify;">¡¡AH!! ¡¡¡NO TENGO TIEMPO!!! ¡¡¡MI PRUEBA ES MAÑANA Y NO TENGO NADA ÚTIL!!! ¡¡¡¡¡MIERDA!!!!!<br /><br />Anoche en la fiesta de celebración (a la que no acudió Yonhas excusándose en un ataque de hipo), Jius felicitó a Escarlata por su impresionante victoria y anunció que mañana será mi combate, puesto que mi criatura ya está lista (venía también con los barcos que zarparon en busca del monstruo de Escarlata). ¡Vale! ¡Genial! Mi criatura está lista… ¡¡¡¡¡PERO YO NO!!!!!<br /><br />Creo que voy a irme a entrenar que me resultará más fructífero, ya que las observaciones han sido un fracaso.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-4334193009178668092008-03-02T22:49:00.001+01:002008-03-02T22:52:05.403+01:0030 de Umie, año 198<div style="text-align: justify;">Anoche llegó el barco con la criatura marina, y todos bajamos al embarcadero dispuestos a contemplar el combate. Escarlata andaba nerviosa con su guadaña en la mano y una capa larga con capucha que la cubría por completo. Mientras, un silencio sepulcral se fue apoderando de la escena hasta que lo único que se escuchaba eran los golpes de la guadaña al ir apoyándola en el suelo al compás de sus pasos.<br /><br />― ¡Que empiece la tercera prueba!-, dijo Yonhas cuando llegamos al oscuro embarcadero.<br /><br />Escarlata se quedó durante un tiempo observando las calmadas (si no tenemos en cuento el chorro de agua) aguas del lugar en busca de su adversario, aunque no había ni rastro de él. Después, susurró algo y se lanzó decidida al agua, y tras eso sólo pudimos oír lo que pasaba, puesto que la luz de las antorchas no era capaz de atravesar la espera oscuridad de la caverna. Y así fue pasando el tiempo, entre chapoteos, ruidos extraños y movimientos inusuales de agua, pero ni rastro de ninguno de los dos contrincantes.<br /><br />Cuando empezaban a dolerme los ojos de tanto forzarlos para poder ver algo, se escuchó un grito desgarrador de Escarlata, y acto seguido apareció en nuestro campo de visión siendo zarandeada y arrastrada de un lado a otro por la criatura. Parecía que la bruja estaba teniendo serios problemas para zafarse, y con sólo cruzar una mirada con Aëstin, nos pusimos en tensión a punto de saltar al agua para ayudarla. Yonhas, que se dio cuenta, abrió la boca para mandar que nos impidiesen movernos, pero no llegó a articular palabra alguna.<br /><br />― ¡Aëstin! ¡Eglomer! ¡Quietos!-, dijo Escarlata mirándonos.- Esta es mi lucha.<br /><br />Tras eso, volvió a desaparecer en la oscuridad dejándonos al semidragón y a mí clavados en el sitio. Si ella no quería ayuda, por mucho que nos doliese no teníamos ningún derecho a intervenir.<br /><br />El tiempo se me hizo eterno mientras agudizaba todos mis sentidos en busca de algo que indicase que nuestra amiga seguía viva. Al cabo de lo que a mí me parecieron años, Yonhas alzó la voz para dar por finalizada la prueba y por muerta a la bruja, pero en medio de su discurso se oyó un chapetón muy fuerte y, al girarnos, pudimos ver una enorme cabeza que emergía del agua y se dirigía rápidamente hacia nosotros.<br /><br />Cundió el pánico. Los piratas se lanzaron hacia la salida del embarcadero entre codazos, patadas, empujones y mordiscos, pero el monstruo se había adelantado a sus movimientos, porque cuando quisieron darse cuenta este les cortó el paso al subirse estrepitosamente a las tablas de madera, dejando a todos sin respiración.<br /><br />― ¿Vais a alguna parte, miedicas?-, se escuchó una gélida voz detrás de la cabeza.<br /><br />Acto seguido, apareció Escarlata guadaña en mano, chorreando sangre y la capucha puesta de modo que sólo se podía ver un terrible brillo en sus ojos, y fue entonces cuando vi que lo único que quedaba del monstruo era aquella enorme cabeza. Tras eso, la bruja perdió el conocimiento. Escarlata había ganado el combate, y con esta última escena se ganó el sobrenombre de “Escarlata, la muerte marina”. Y por cierto, tuvimos que llevarla hasta su habitación Aëstin y yo porque los piratas de Yonhas estaban muertos de miedo. Esa imagen de la bruja estoy seguro que no la olvidarán en la vida.<br /><br />Hoy después de un buen descanso, cuando Escarlata se despertó fuimos todos a su cuarto para que nos explicase qué había pasado en el agua, puesto que no lo pudimos ver.<br /><br />Tras lanzarse al agua, se apartó lo suficiente del embarcadero para poder encantar su arma sin peligro de ser descubierta (hacerla más ligera, más afilada, más resistente…) y, de paso, aplicarse el hechizo de las branquiorejas a sí misma. Después se zambulló en el agua para buscar a la criatura, pero ésta estaba bien agazapada en la oscuridad de las profundidades, acechando a su presa, observándola.<br /><br />Escarlata cada cierto tiempo debía subir a la superficie a renovar su hechizo de buceo, y la bestia se dio cuenta de ello, de modo que en una de esas veces se lanzó hacia la bruja antes de que le diese tiempo a llegar a la superficie, la agarró fuertemente con sus enormes mandíbulas y la hundió todo lo que pudo. Pero la bestia no contaba con una guadaña que, misteriosamente, se comportaba de forma inusual debajo del agua, y eso le costó una pequeña parte de su lomo, así como la pérdida de la presa.<br /><br />La bruja nadó rápidamente hacia la superficie, respirando aliviada al llegar. Sabía que no disponía de mucho tiempo, así que se apresuró a lanzarse el conjuro, pero en monstruo fue más rápido, la enganchó de nuevo, aprisionándole e hiriéndole en una pierna, y la zarandeó sin llegar a sumergirla en el agua. Fue entonces cuando la vimos nosotros e intentamos ayudarla.<br /><br />Después de dejarnos chafados, pudo finalizar su conjuro antes de ser sumergida de nuevo y lanzada bruscamente contra una de las paredes de la caverna. Con el golpe, Escarlata dejó caer su arma, y acto seguido la bestia se lanzó de nuevo contra ella, pero consiguió esquivar el golpe y nadar para intentar recuperar su guadaña. La criatura, que no estaba dispuesta a dejar que la bruja la recuperase, aprovechando su clara ventaja en el agua nadó hasta situarse de forma que cortó el paso a Escarlata, lanzándose de nuevo a por ella. Ésta, una vez esquivado este nuevo ataque, no tuvo más remedio que alejarse del lugar para salvar la vida, pero con una pierna sangrante al monstruo le resultaba bastante fácil saber dónde se encontraba. Por suerte, la bruja consiguió llegar y subir a una roca que emergía lo suficiente como para quedar lejos de la criatura, y aprovechó el momento para sanarse la herida y reponer un poco las fuerzas. Después cogió una piedra que estaba bañada con su propia sangre y la lanzó todo lo lejos que pudo, de modo que la criatura creyese que se trataba de ella, y después se fue metiendo muy despacio en el agua, procurando no hacer ningún ruido, se sumergió y nadó todo lo rápido que pudo hacia su arma, pero la criatura, dándose cuenta del engaño, nadaba ya detrás de ella con las fauces abiertas. Si Escarlata conseguía llegar antes de ser alcanzada, quizás tuviese ocasión de salvarse; si no, acabaría hecha plancton marino.<br /><br />¡Y lo consiguió! En el último momento agarró su arma fuertemente con ambas manos, y se giró lanzando un rápido y contundente ataque hacia su adversario que le hizo perder la cabeza (literalmente). Tras eso, y con la ayuda de otro hechizo, llevó la cabeza hasta el embarcadero como prueba de su victoria.<br /><br />Después de contarnos todo eso, hemos discutido nuestro comportamiento a partir de ahora, pues no podemos olvidar que han intentado matar a Escarlata y, posiblemente, vuelvan a intentarlo. De momento haremos como si no supiésemos nada, y Zippo seguirá infiltrado espiando todo lo que pueda, pero deberemos ser mucho más cautos y no dejar nunca sola a Escarlata. De ahora en adelante, aprovechando que nuestras habitaciones están una a cada lado de la habitación de la bruja, Aëstin y yo nos turnaremos para hacer guardias durante la noche, atentos a cualquier movimiento o ruido extraño.<br /><br />Ahora, como cada día, me voy a ir a observar las aves antes de entrenar con Aëstin y Escarlata, a ver si consigo algo, y luego iremos a la ya tradicional fiesta en la taberna. La verdad es que no me están sirviendo de nada esas observaciones, ya que sólo he descubierto que las aves no pueden volar con las plumas mojadas, pero si me toca un bicho tan grande como los de mis compañeros (que es lo más probable) o uno sin plumas como Aëstin, no me sirve de nada eso. En fin, suerte que aún tengo tiempo…<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-88565834868791059212008-02-28T13:29:00.000+01:002008-02-28T13:31:33.311+01:0027 de Umie, año 198<div style="text-align: justify;">Esta tarde ha vuelto parte de la tripulación de Yonhas, y han confirmado que en un par de días llegará la bestia marina junto con el resto de la tripulación, por lo que el combate de Escarlata tendrá lugar ese mismo día.<br /><br />A su vez, Zippo también nos ha visitado esta tarde, y las noticias que nos ha traído no han sido demasiado buenas. El capitán pretende deshacerse de la bruja en la prueba. No es que vayan a dispararle ni nada por el estilo, sino que, aprovechando que no sabe nadar, amañaron la elección para que le tocase la criatura marina como rival, y han elegido una bestia especialmente fuerte para la ocasión. Todo eso lo escuchó Zippo en una conversación entre Jius y Yonhas, y también escuchó algo así como que “a ella no hay forma de controlarla”. Ante esto, se nos plantea un gran dilema: ¿Huimos enfrentándonos nosotros solos contra toda una tripulación pirata? Porque claro, sin barco no podemos irnos; ¿seguimos en la isla y dejamos morir a nuestra amiga en las fauces de ese terrible animal? ¿Hacemos que Escarlata se retire de la prueba? Y en tal caso, ¿cómo reaccionaría Yonhas?<br /><br />Mientras Aëstin y yo discutíamos sobre qué hacer, Escarlata se puso en pie.<br />― Voy a hacer la prueba-, dijo muy seria y algo pálida.<br />― ¡P-Pero… te matarán!-, contesté.<br />― No, no lo harán.<br />― ¿Y cómo estás tan segura? ¿Acaso no has escuchado lo que me ha contado Zippo? ¡Van a por ti!<br />― ¡Precisamente! ¡Les voy a demostrar de lo que soy capaz a esos palurdos!<br />― Pero…<br />― Eglomer, no olvides que mi meta es derrotar a Trowzan-, dijo muy suavemente mirándome a los ojos. – Si no soy capaz de vencer a esa criatura, no seré capaz nunca de vengar a mi madre y a mi pueblo…<br /><br />Desvié la mirada en busca de Aëstin, esperando un poco de apoyo por su parte, pero por lo visto él pensaba que si Escarlata lo había decidido así, así debía ser.<br />― Ah… estás loca.<br /><br />Y ya no hubo más que hablar. Después de eso, la bruja se fue con el semidragón a entrenar mientras yo me quedaba con Zippo, que se había quedado dormido en la cama. En dos días se decidirá el destino de Escarlata.<br /><br />PD: Aëstin ha sido apodado “Aëstin el fugaz”.</div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-50647226582786475142008-02-12T21:38:00.000+01:002008-12-11T07:10:33.883+01:00Unos pocos extras¡¡Hola a todo el mundo!!<br /><div style="text-align: justify;"><br />Menuda prueba la de Aëstin, ¿eh? Personalmente es la prueba que más me gusta de todas, pero bueno, ya opinaréis vosotros cuando lo leáis ^^<br /><br />Mientras os recuperáis de tanta acción, aquí os traigo un par de extras curiosos. El primero de todos, el diseño de la web que creé allá por mayo-junio del año pasado, antes de decidir utilizar blogger (sí, estuve a punto de ponerme a programar toda una web... toy loco xD).<br /><div style="text-align: center;"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg74HsLt82zx6WdMH25XN4Jlp2PeNKbGJhGPqf5DiT_T_K4lylC5VbBMi_LOR_GBRwltwKsy71-MigozZ_Ik7bXarZDaMR6_AOClLQtBAcJX0-P0IT1Rnjt5iqKAPng1xhz9bkUxftIlx8/s1600-h/Dise%C3%B1oWebOriginal.JPG"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg74HsLt82zx6WdMH25XN4Jlp2PeNKbGJhGPqf5DiT_T_K4lylC5VbBMi_LOR_GBRwltwKsy71-MigozZ_Ik7bXarZDaMR6_AOClLQtBAcJX0-P0IT1Rnjt5iqKAPng1xhz9bkUxftIlx8/s400/Dise%C3%B1oWebOriginal.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5166198953274641522" border="0" /></a></div><br />Y el segundo, un trabajo que tuve que hacer para la universidad. Nos pidieron que creásemos una página de comic y que la pintásemos con tempera. Me pasé una semana entera pintándolo con un pincel mínimo, así que ya puede gustaros. A mi me encanta :D (Las imágenes no se corresponden con la apariencia real de ningún personaje de la historia. Estas imágenes son solo una representación simbólica de dichos personajes).<br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEga30fbjOpZG_wLsUBkdHgHN9uSKHdVLqf0UXjC6L5wZ1N9Gxb0I9dDHVwkXyRYVhkTf1UfiN1pR_YdlB6U1TE-h6N_Y5xGCWAPBMN_zIgWdAidCTe1n2foHtWJ2FufGXlRf04FmffGAuQ/s1600-h/01+-+4.JPG"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEga30fbjOpZG_wLsUBkdHgHN9uSKHdVLqf0UXjC6L5wZ1N9Gxb0I9dDHVwkXyRYVhkTf1UfiN1pR_YdlB6U1TE-h6N_Y5xGCWAPBMN_zIgWdAidCTe1n2foHtWJ2FufGXlRf04FmffGAuQ/s400/01+-+4.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5166214767344225426" border="0" /></a><br />Y eso es todo por ahora. Cuando rebusque entre mis apuntes y eso ya iré colgando más extras.<br /><br />¡¡Saludos!!<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-16694647412009549722008-02-10T23:16:00.000+01:002008-02-10T23:22:03.200+01:0025 de Umie, año 198<div style="text-align: justify;">¡Menudo combate el de Aëstin! ¡Ha sido impresionante! ¡Y muy rápido! La verdad es que después de ver lo que he visto no sé si debería nombrarle a él mi segundo de a bordo, pero tengo bien claro que si le gané en nuestro enfrentamiento fue por pura suerte.<br /><br />Esta mañana, bajo un Sol radiante, hemos partido hacia el extremo oeste de la isla, hacia la cueva donde habita Glowbown (así es como llaman a la bestia). Aëstin, equipado apenas con una ligera pechera de cuero y sus dos flamantes dagas, marchaba al frente del batallón con la mirada bien alta y paso firme. Llegamos antes del mediodía.<br /><br />Mientras Aëstin seguía avanzando hacia una enorme entrada de cueva, nosotros nos quedamos a una distancia prudencial. La tensión se podía notar en el ambiente, no se oía absolutamente nada más que los pasos del semidragón, y por un momento llegué a temer por la vida de mi amigo.<br /><br />Aëstin, cuando estaba cerca de la entrada, se sentó en el suelo para sorpresa de todos nosotros, y como era de esperar, la bestia salió de su madriguera al notar al intruso. Cuando asomó su enorme cabeza pude oír algunas palabras de temor entre la tripulación del petirrojo, pero el semidragón permanecía en el suelo sentado, impasible a la presencia del animal, el cual iba acercándose cautelosamente hacia él, rodeándolo, oliéndolo, gruñendo y arañando el suelo a su paso con sus enormes zarpas. Una vez hubo tanteado a su adversario, dio un enorme salto con las fauces abiertas dispuesto a acabar rápidamente con aquello y, de paso, llenar un poco el estómago. Cuando impactó contra el suelo, levantando una gran polvareda, mi corazón se congeló. ¿Había alcanzado a Aëstin?<br /><br />Al disiparse aquella nube de polvo pudimos comprobar aliviados que el semidragón estaba bien. Había esquivado el golpe de su oponente en el último momento. Ahora estaban ambos enzarzados en una rapidísima pelea en la que Aëstin parecía volar, ya que apenas podía seguirle con la mirada de lo veloz que se movía. La bestia, atónita, apenas podía moverse del sitio. Lo único que podía hacer era intentar esquivar los continuos golpes que Aëstin le lanzaba desde todos los costados a una velocidad de vértigo, haciendo bailar sus dagas de una forma fluida y magnífica que nos dejó a todos atónitos. Además, con el reflejo del Sol en las mismas y la velocidad del semidragón, se creaban dos pequeñas estelas de luz que dibujaban en el aire artísticas figuras llenas de giros y volteretas. Sin duda, fue un espectáculo digno de ver.<br /><br />La bestia lanzaba inútilmente zarpazos al aire, girando sobre sí misma, intentando descubrir la posición de Aëstin. Sus poderosos rugidos enfurecidos y seguros pronto pasaron a ser débiles y temerosos, y mientras, cientos de golpes eran descargados contra él provenientes de todas partes. Al poco tiempo, la criatura se tumbó en el suelo encogida y temblorosa, adoptando una posición de defensa. En ese momento, Aëstin apareció justo en frente de ella, cara a cara, a apenas unos centímetros de separación entre nariz y hocico, con las dos dagas enfundadas, los brazos cruzados y una cara impasible, y clavó sus ojos desafiantes en los de la bestia. Ésta, le devolvió la mirada gruñiendo, pero unos segundos después salió gimiendo lastimosamente hacia su cueva, presa del miedo. Entonces, Aëstin se dio media vuelta, caminó hacia nosotros con la misma postura, y cuando llegó a nuestra altura dijo:<br />― Ya podemos irnos. No creo que vuelva a acercarse al pueblo.<br /><br />Y acto seguido, ante la atónita mirada de los presentes, emprendió la marcha de vuelta a la ciudad mientras los piratas le iban haciendo un pasillo para que pasase. Ni siquiera Yonhas fue capaz de articular palabra al respecto. Pasaron unos minutos hasta que pudimos reaccionar, y la ovación que recibió fue la más grande y merecida que he escuchado en mi vida. De hecho, fue traído de vuelta al pueblo en volandas, y esta noche será la fiesta correspondiente en la taberna.<br /><br />Más tarde, en un ambiente más íntimo y a causa de mis continuas preguntas sobre sus movimientos y su velocidad, Aëstin nos contó de forma resumida cómo adquirió esa destreza con las dagas.<br /><br />Todo empezó en la guerra de los alados. Los dragones y los yawes iban perdiendo la guerra, pero sus investigadores lograron de algún modo dotar a los alados de la capacidad de transformarse en humanos, de modo que pronto las filas humanas se vieron repletas de espías alados. Una de estas espías draconianas fue la madre de Aëstin.<br /><br />La misión de su madre era la de permanecer al lado de uno de los capitanes más importantes del ejercito humano, y extraer toda la información que pudiese sobre él en provecho de la gente de su raza. Pero tras años de convivencia, aquella dragona acabó enamorándose de aquel capitán, y de este modo nació Aëstin, mitad humano, mitad dragón.<br /><br />Los alados no tardaron en enterarse de este hecho y contactaron con la espía, dejándole bien claro lo que debía hacer: si quería salvar su vida, debía acabar con la vida de su enamorado y de su propio hijo. Como podéis imaginar, no hizo ninguna de las dos cosas. En vez de eso, mandó a Aëstin junto al que fue su maestro en su juventud, ya que era la única persona en la que podía confiar plenamente puesto que dicho maestro, ya retirado, había perdido el contacto hacía ya muchos años con los alados por pequeñas discrepancias, de modo que vivía al margen del pensamiento y del odio hacia los humanos que los alados les profesaban. Después, escribió una carta a su amado explicándole absolutamente toda la verdad, aunque no le dijo qué hizo con Aëstin, y marchó junto a los alados para afrontar valientemente su destino. De este modo, Aëstin fue odiado tanto por humanos por su parte draconiana, como por alados por la traición de su madre.<br /><br />El maestro crió y cuidó de Aëstin como si de su propio hijo se tratase, y le enseñó todo lo que sabía. Le enseñó a luchar, a valerse por sí mismo, a analizar fríamente las situaciones, a pensar y, sobretodo, a respetar la vida de todo ser viviente. Así, su maestro lo convirtió en un rondador de la noche.<br /><br />Los rondadores de la noche eran unos adversarios terribles. Se caracterizaban por ser muy ágiles, veloces, silenciosos y hábiles, y por llevar un equipo muy liviano. Eran expertos en el combate cuerpo a cuerpo y en actuar sigilosamente, evitando ser descubiertos por los enemigos. Se decía que eran capaces de manejar cualquier tipo de arma, y un solo rondador de la noche era capaz de acabar con un ejército entero en un abrir y cerrar de ojos. Sin duda, viendo lo que he visto esta mañana, no creo que estas palabras sean para nada exageradas.<br /><br />Tras finalizar su formación y alcanzar la mayoría de edad, se dedicó a recorrer el mundo, pero siempre fue un inadaptado entre los humanos y, por supuesto, jamás se acercó a los alados, ya que eso le hubiese supuesto la muerte, así que se convirtió en un solitario.<br />― Pero si fuiste repudiado por alados y por humanos, ¿cómo es que acabaste siendo guardián de Ybuflow en la Wind Island?-, pregunté intrigado.<br /><br />Los alados al final descubrieron el paradero del hijo de aquella traidora, pero para entonces éste se había vuelto muy fuerte, demasiado. No por nada había sido entrenado por el mejor rondador de la noche de todos los tiempos, de modo que no tenía sentido matarle, ya que les podía ser de mucha utilidad. Por aquel entonces la guerra ya estaba llegando a su fin, y el pacto entre alados y humanos era inminente.<br /><br />Cuando por fin dieron con Aëstin, le propusieron convertirse en guardián de una fuente de energía, de modo que redimiese toda la culpa de su madre y, así, ser aceptado de nuevo entre los suyos. Aëstin, quién no tenía nada ni a nadie aceptó. Por supuesto, entre los alados hubo muchas quejas y protestas, pero dadas las circunstancias en las que se encontraban no tuvieron más remedio que permitir que Aëstin se convirtiese en guardián.<br /><br />A lo largo de los años que pasó en la Wind Island, Aëstin ha desarrollado y perfeccionado las técnicas que su maestro le enseño, y ha creado otras nuevas que le permiten aprovechar al máximo su condición de híbrido. Aún así, fue derrotado por mí y, al verse de nuevo sin nada, decidió que me acompañaría allá donde yo fuese, dedicando su vida entera a mi causa. Debe haber sido una vida muy dura.<br /><br />Tras la charla, Escarlata y Aëstin se han marchado a hacer sus cosas y aquí estoy, escribiendo con pelos y señales los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor.<br /><br />Mañana, aprovechando que es día de desagüe de la isla, parte de la tripulación de Yonhas partirá en busca de criaturas para Escarlata y para mí. En el momento en que regresen, tendremos que enfrentarnos a dichas criaturas, sean cuales sean, así que supongo que antes de la fiesta me iré a observar más aves a ver si logro descubrir algo que me sea de utilidad de cara a mi combate.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-52795422760516900562008-02-02T00:22:00.000+01:002008-02-02T00:23:34.596+01:0024 de Umie, año 198<div style="text-align: justify;">Mañana tendrá lugar la última prueba de Aëstin y no sé cómo puede estar tan tranquilo después de escuchar todo lo que se rumorea por el pueblo sobre la bestia a la que va a tener que enfrentarse. Según cuentan, se trata de un ser enorme con grandes fauces capaz de hacerte volar sólo con su fétido aliento. Su peluda piel, más dura que las piedras, es capaz de soportar la embestida de cualquier arma sin apenas inmutarse; sus ojos, rojos como el fuego, son capaces de paralizarte con tan sólo una mirada; y su fuerza sobrehumana es capaz de despiezarte en un momento sin esfuerzo. La verdad es que no sé de qué me sorprendo… escuchando esa descripción mi mente retrocedió hasta el momento en que me enfrenté a Aëstin en su forma draconiana, y os aseguro que no tiene nada que envidiarle a dicha bestia.<br /><br />Desde que hicimos el sorteo, Escarlata y yo hemos estado practicando juntos nuestro manejo con las armas, y también hemos estado practicando diferentes estrategias de lucha en el agua. Además, contra todo pronóstico, la guadaña ha resultado ser un arma ideal para luchar en el agua, siempre y cuando se le apliquen los diferentes hechizos que Escarlata le ha echado. Su largo mango hace posible aplicar una gran cantidad de fuerza al arma fácilmente, y esto, combinado con la finísima y afilada hoja con la que cuenta, hace que se deslice rápida y fluidamente por el agua. Sin duda, es innegable que Escarlata es bastante inteligente, aunque lo disimula muy bien detrás de tanto griterío y alboroto (espero que nunca llegue a leer esto o mi vida habrá acabado…).<br /><br />Yo, por mi parte, además de ayudar a Escarlata con su entrenamiento acuático he pasado largos ratos a lo largo del día observando los diferentes tipos de aves que me he ido encontrando en los alrededores del pueblo. Creo que si soy capaz de entender su comportamiento lograré una ventaja significativa en el combate, pero hasta ahora no he conseguido sacar nada en claro. Deberé tener más paciencia y fijarme más.<br /><br />De momento lo que voy a hacer es ir a llevarle a Aëstin algo de comida, porque el semidragón se ha pasado estos días sentado bajo una cascada con los ojos cerrados prácticamente todo el tiempo. Cuando le pregunté que qué era lo que hacía me dijo que se llamaba “meditar”, y después me soltó nosequé historias sobre el karma y la fuerza mental. La verdad es que no me enteré muy bien, pero él en cambio parecía saber muy bien lo que hacía, así que supongo que no hay motivos para preocuparse. El mañana lo dirá.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-50925374791908600242008-01-27T02:24:00.000+01:002008-01-27T02:26:22.073+01:0021 de Umie, año 198<div style="text-align: justify;">Mi intuición no falló. Anoche decidimos el destino de la tercera prueba (la de luchar) en plena fiesta.<br /><br />Nada más llegar fuimos recibidos por el petirrojo en persona, quien nos acompañó hasta la mesa en la que nos sentamos. Tras una suculenta cena (en la que abundó el ron, por cierto), fuimos conducidos a la tarima principal donde habían preparado una urna de la que sacamos una bola cada uno. Escarlata sacó una de color azul, Aëstin de color marrón y yo de color verde, lo cual significa que la bruja deberá luchar contra una criatura marina, el semidragón contra una terrestre y yo contra una aérea. La verdad, me gustaría que me hubiese tocado a mí la marrón, pero sé de buena tinta que la que más ganas tenía de cambiar de bola en esos momentos era Escarlata; a fin de cuentas, ha estado a punto de morir ahogada.<br /><br />Tras la selección de criaturas, pasamos a la elección de turnos. Aëstin luchará el primero, Escarlata segunda y yo el último. Y respecto a las armas a utilizar, nos han dado a elegir la que más nos guste. Yo, por supuesto, he elegido a Ybuflow. El semidragón ha elegido un par de dagas (una roja y otra azul), cosa que me ha sorprendido mucho, pues siempre le he visto pelear con espada. Pero la que más me ha sorprendido ha sido Escarlata. ¡Ha elegido una guadaña! ¡Para luchar en el agua! Desde luego, no hay quién entienda a esta bruja loca.<br /><br />En cuanto al día del combate, todo dependerá de lo que tarden en encontrar a las criaturas adecuadas para el mismo. De momento, la de Aëstin la tienen preparada, puesto que se trata de una bestia que vive en la isla y que, de vez en cuando, hace desaparecer a uno o dos piratas, de modo que van a aprovechar la ocasión de deshacerse de ella utilizando al semidragón. Su combate será en unos cuatro días; Escarlata y yo tendremos que esperar un poco más.<br /><br />A parte de eso no hay nada más que contar, así que supongo que pasaremos estos días preparándonos para la última prueba, tal y como hemos hecho con las anteriores. La verdad es que me emociona un poco el pensar que estoy a tan solo un combate de ser considerado un verdadero pirata entre la propia comunidad corsaria. Para mí es como un sueño hecho realidad. Y tengo que empezar a pensar dónde me tatuaré las tres tibias, ya que es una decisión cuyas consecuencias acarrearé durante toda la vida.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-23982342256402749412008-01-23T21:19:00.000+01:002008-01-23T23:13:12.016+01:0020 de Umie, año 198<div style="text-align: justify;">Ayer, con los primeros rayos del Sol, ya estábamos todos en el embarcadero dispuestos a realizar la segunda prueba: la prueba de natación. Aëstin mostraba su natural pasividad (cara de pocker, ni un solo temblor de cuerpo… esas cosas), Escarlata, blanca como la cera, temblaba de la cabeza a los pies (no durmió en toda la noche), y yo a mitad de camino entre los dos, es decir, nervioso pero a la vez tranquilo.<br /><br />― Estimados piratas-, comenzó a hablar Yonhas mientras todos se callaban-. Una vez más nos reunimos para presenciar otra prueba de las pruebas de iniciación pirata: la de natación. Los aspirantes, Escarlata, Aëstin y Eglomer nos han demostrado ser más duros de lo que pueden parecer a simple vista, llegando incluso a igualarme; de modo que poneos cómodos y disfrutad de esta segunda prueba.<br /><br />Los gritos, aplausos y silbidos que nos dedicaron los piratas de la tripulación de Yonhas se vieron incrementados por el eco del embarcadero, dejándome un poco aturdido. Cuando por fin pararon, Jius pasó a explicarnos en qué consistía la prueba: debíamos lanzarnos al agua, nadar hasta el otro extremo de la cueva-embarcadero y volver. A simple vista parecía fácil, pero la verdad es que el embarcadero podía medir de largo como unos cien navíos, es decir, una barbaridad. Aún así, como no había límite de tiempo respiramos aliviados, ya que, tardase mucho o poco, Escarlata sería capaz de superar la prueba, pues resistencia, como había demostrado en los días anteriores, tenía de sobra. Así pues, nos quitamos los zapatos, nos pusimos en posición, y a una voz de Yonhas nos lanzamos al agua.<br /><br />Los primeros metros, dado que el chorro de agua de la cueva nos venía de cara, nos costó un poco a Escarlata y a mí (Aëstin con eso de sus superbolsas de aire caliente no tenía problemas y nos adelantó en seguida), pero una vez nos acostumbramos a la presión constante de nadar a contracorriente no tuvimos mayores dificultades. Aún así, no tardé mucho en dejar atrás a la bruja, y cuando iba por mitad de la cueva aproximadamente, Aëstin pasó como una bala por mi lado en dirección contraria (malditas bolsas...).<br /><br />Después de un largo tiempo nadando sin parar conseguí llegar al otro extremo de la caverna, me aferré a un pequeño saliente que había en la roca y descansé un par de minutos. Después me puse de nuevo en marcha, y mientras nadaba me di cuenta de que me estaba resultando más fácil la vuelta que la ida, hecho que achaqué a los continuos días de entrenamiento y a los dos minutos de descanso que me tomé.<br /><br />Pronto divisé a Escarlata nadando hacia mí. La verdad es que para haber aprendido a nadar en apenas 6 ó 7 días no le iba nada mal. O por lo menos eso pensé hasta que llegué a su lado. No sé si fue por su cara de pánico o por el hecho de que nadaba hacia atrás, pero algo no iba bien. Fue entonces cuando me asaltó una sospecha, y para comprobarlo, me detuve en seco y pude comprobar con horror que aún así mi cuerpo continuaba moviéndose.<br /><br />“Me muevo sin nadar... Escarlata nada hacia atrás... ¡y hace siete días desde el último desagüe! ¡Mierda! ¿Por qué no me he dado cuenta antes?”, pensé mientras nadaba a toda velocidad hacia la bruja, que luchaba desesperadamente por mantenerse a flote.<br /><br />Las tranquilas aguas de la cueva se habían convertido en una tremenda marejada, plagada de fuertes e inestables corrientes que zarandeaban nuestros cuerpos a placer, y en cuyo centro desaparecían engullidas por un enorme remolino que nos arrastraba sin remedio hacía un funesto final.<br /><br />Cuando estaba a punto de alcanzarla, su cuerpo se sumergió a causa de una ola gigante, así que tomé aire y me zambullí, pero el agua esta demasiado turbia como para poder ver algo. Aún así no me rendí y me zambullí una y otra vez hasta que di por fin con la bruja, que se había quedado en un estado de semiinconsciencia. Para entonces ya estábamos a punto de entrar en el remolino gigante.<br /><br />― ¡Escarlata! ¿¡Puedes oírme!? ¡ESCARLATA!-, dije mientras abofeteaba las mejillas de la pobre muchacha.<br />― S-Sí…-, contestó al fin.<br />― ¿Tienes algún hechizo que sea capaz de crear una fuerte propulsión hacia delante?-, pregunté.<br />― ¿Eh?-. Estaba claro que aún estaba un poco aturdida.<br />― ¡QUE SI TIENES ALGÚN HECHIZO CAPAZ DE IMPULSARNOS FUERTEMENTE HACIA DELANTE!<br />― Ehh… ¡Ah! Sí, es posible…<br />― Vale, pues ve preparándolo porque estamos a punto de ser absorbidos por el remolino. Lo que haremos será esperar a entrar, y justo en el momento en que hayamos dado una vuelta dentro de él, lanzarás tu hechizo, que combinado con la fuerza centrífuga del giro nos propulsará hacia fuera. ¿Lo has entendido?<br />― Sí.<br />― ¡Pues prepárate que entramooooooooos!<br /><br />Fuimos absorbidos sin remedio, entramos en la enorme espiral y fuimos ganando velocidad rápidamente. Mientras, Escarlata murmuraba para sí misma, sacudiendo la cabeza intentando concentrarse en el conjuro, y nos fuimos acercando al punto clave.<br /><br />― ¡Lánzalo!-, dije.<br />― ¡Pusshu!<br /><br />Sentí como nuestros cuerpos eran arrastrados como empujados por una fuerza invisible. Por desgracia, no fue suficiente. Escarlata debía estar más aturdida y cansada de lo que se podía observar a simple vista.<br /><br />― ¡No pasa nada! ¡Lo volveremos a intentar!<br /><br />La bruja volvió a murmurar aquellas incomprensibles palabras y cuando dimos otra vuelta entera lo volvió a intentar, y aunque esta vez el impulso fue mayor que la vez anterior, resultó de nuevo insuficiente.<br /><br />― ¡Lo siento, Eglomer! No soy capaz de hacerlo… es demasiado para mí…-, me dijo.<br />― ¡De eso nada! ¡Eres la bruja con más talento que conozco, así que deja de decir estupideces y sácanos de aquí!<br />― Pero es que…-, empezó a decir, pero no pudo acabar la frase. Levanté su cara suavemente con ambas manos obligándola a mirarme a los ojos.<br />― Confío en ti-, dije plenamente convencido.<br /><br />Tras varios segundos Escarlata reaccionó, y en sus ojos pude ver brillar su fuerza mientras asentía suavemente con la cabeza. Después cerró los ojos, inspiró profundamente y concentró toda su atención en aquel hechizo. Dimos una vuelta entera, y otra, acercándonos peligrosamente al final del torbellino, pero confié plenamente en la bruja, pues estaba seguro que nos sacaría de allí, de modo que me coloqué detrás de ella y la agarré fuertemente por las manos para transmitirle parte de mi energía. El próximo sería nuestra última oportunidad de salir de allí.<br /><br />― ¡AHORA!-, grité.<br />― ¡¡¡PUSSHU!!!-, dijo Escarlata mientras éramos engullidos por las aguas.<br /><br />Al principio no noté nada y pensé que era nuestro fin, pero de repente sentí ese familiar empujón provocado por el conjuro, pero unas cien veces más fuerte, de modo que fuimos lanzados lejos del remolino hacia la superficie, saliendo a escasos metros de donde se encontraban Yonhas y su tripulación. Utilizando nuestras últimas fuerzas, logramos llegar hasta el embarcadero y subir a las tablas, desplomándonos acto seguido sobre ellas, agotados, entre aplausos y vítores.<br /><br />― Lo hemos conseguido-, me dijo la bruja sonriente.<br />― Sí-, contesté. Pero ella ya no podía oírme.<br /><br />Después de eso hubo un pequeño discurso de felicitación por parte del capitán, y también pude enterarme de que habían tenido que dejar fuera de combate a Aëstin, puesto que había intentado lanzarse al agua para rescatarnos, y por lo visto las reglas de la prueba de las tres tibias exigen que los aspirantes a piratas sean capaces de realizar las pruebas sin ayuda de nadie (menos mal que no vieron lo que pasaba dentro del remolino). Por último, nos ayudaron a llegar hasta nuestras habitaciones, donde pasé el resto del día tumbado en la cama durmiendo, excepto un par de ratos en los que vinieron a traerme la comida.<br /><br />Ya de buena mañana he visto a Aëstin, y no parecía muy contento con su chichón. “Si hubiese tenido mi arma a mano no hubiesen podido retenerme”, me ha dicho muy serio. De Escarlata aún no sé nada, y eso que ya es por la tarde. Supongo que seguirá descansando en su habitación.<br /><br />Esta noche, por supuesto, habrá fiesta en la taberna del pueblo a la cual no podemos fallar, pues no por nada somos la razón de dicha fiesta, y no sé por qué pero tengo la sensación de que pasará algo. No sé si bueno o malo, pero algo va a pasar. Y encima, sólo de pensar en meterme allí y oler ron por todas partes hace que se me revuelva el estómago.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-18436186357310023022008-01-19T14:44:00.000+01:002008-01-19T14:55:03.763+01:00Nombre del barco elegido y fin del misterio del tesoro submarino<div style="text-align: justify;">Hola a todos:<br /><br />Como ya dije, la votación del nombre del barco estaría abierta de forma indefinida, y hoy ha sido el día en que las votaciones han acabado, ya que en lo que estoy escribiendo de la historia se requería YA dicho nombre. Y el ganador, con 8 votos, ha sido...<br /><br /></div><div style="text-align: center; font-weight: bold;"><span style="font-size:180%;">¡¡¡DreamWings!!!<br /></span></div><br /><div style="text-align: justify;">Quiero agradeceros a todos vuestra participación y colaboración en el concurso, así como el que sigáis las aventuras de Eglomer y compañía (aunque parece que estén de vacaciones).<br /><br />Y hablando de historias, me complace anunciaron que "El misterio del tesoro submarino" ha llegado a su fin, de modo que ya podréis acabar de leer esta minihistoria que escribí hace tanto y esperar a que empiece a publicar la continuación de la tercera saga. Además, en el menú de la derecha podéis descargaros la historia entera en formato PDF. Espero que os guste.<br /><br />También he renovado la encuesta sobre vuestro personaje favorito, para ver quién gana en este 2008 que empezamos hace tan poquito, y los resultados del año pasado los he puesto justo debajo, para poder comparar la progresión de los gustos de todos a lo largo de los muchos años que me encantaría que durase esta aventura.<br /><br />Eso es todo. Muchas gracias de nuevo a todos y todas.<br /><br />¡Saludos!<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-57133689466616530622008-01-19T14:20:00.002+01:002008-01-19T14:21:24.899+01:00El Misterio del Tesoro Submarino (10)<div style="text-align: justify;"><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">EPÍLOGO</span><br /></div><br />MARTÍN: A los dos años de estar saliendo con Miriam se enteró que le estaba engañando con otro y la dejó. Estudió junto a Alex en la universidad donde descubrió su vocación: el baloncesto. Se hizo muy famoso y en una rueda de prensa conoció a una joven periodista. Se casó con ella y tuvieron una hija guapísima llamada Marina.<br /><br />ALEX: Después de la universidad se decidió por la arquitectura. Pero como no le iba muy bien y cometía muchos fallos decidió empezar de cero y estudió para médico. Mira por donde resultó ser un buen médico. Descubrió la vacuna contra el SIDA. No se casó y no tuvo hijos.<br /><br />MIRIAM: Decidió invertir todo el oro en una empresa que al poco tiempo quebró. Deprimida empezó a beber alcohol hasta engancharse. Y como una cosa lleva a la otra acabó en el mundo de las drogas. Murió por sobredosis.<br /><br />ESTELA Y RUBÉN: Comenzaron a salir y a los siete años se casaron. Tuvieron tres hijos con un coeficiente intelectual superior a ciento cincuenta.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-36297270545038744612008-01-19T14:20:00.001+01:002008-01-19T14:20:56.749+01:00El Misterio del Tesoro Submarino (9)<div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">CAPÍTULO 9</span><br /><span style="font-weight: bold;">HOGAR, DULCE HOGAR</span><br /></div><br /><div style="text-align: justify;">El viaje en avión nos volvió a resultar corto. Cuando llegamos a Lisboa fuimos directos a la estación. Compramos los billetes (de primera clase otra vez), pero todavía tuvimos que esperar un rato.<br /><br />Por fin apareció el tren. Mira que casualidad que en el mismo tren iba Miguel. Esta vez no le aceptamos un no por respuesta y lo invitamos a un refresco que según él “le supo a gloria”. Casi todo el viaje nos lo pasamos durmiendo ya que todavía estábamos cansados. Llegamos de noche. Nos despedimos de Miguel y bajamos del tren. Dejamos el cofre escondido en el garaje de Miriam y Estela ya que era la casa que más cerca estaba.<br /><br />Al día siguiente entregamos los regalos a nuestros padres y les contamos lo sucedido. A nosotros nos echaron un poco la bronca pero cuando se enteraron que éramos ricos se les pasó un poco el enfado. Después de comer nos reunimos las tres familias en casa de Estela y Miriam y nos repartimos el oro. Y nunca más nos preocupamos por el dinero.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-14080670875215184192008-01-19T14:13:00.000+01:002008-01-19T14:20:25.676+01:00El Misterio del Tesoro Submarino (8)<div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">CAPÍTULO 8</span><br /><span style="font-weight: bold;">TIERRA FIRME</span><br /></div><br /><div style="text-align: justify;">Abrí los ojos. Me encontraba en un camarote del barco. ¿Pero cómo había conseguido llegar hasta allí? Intenté levantarme pero no tenía fuerzas. La puerta se abrió y una figura conocida entró en la habitación. ¡¡¡Era Rubén!!!. Recuperé todas las fuerzas de repente porque pegué un salto de la cama y lo abracé. Me dijo que había estado desmayado media hora.<br /><br />Fuimos a despertar a Alex y Miriam y luego nos reunimos con Estela en la cocina. Miriam y ella se abrazaron y comenzaron a llorar de alegría. Nos sentamos en la mesa y Rubén y Estela nos contaron que no murieron. Que cuando la piedra estaba a punto de darles alcance vieron en la pared un hueco y se metieron allí. Luego fueron a reunirse con nosotros pero la piedra bloqueaba la salida del túnel. Gritaron ayuda pero no les oímos. Decidieron volver atrás para probar suerte con otro túnel. Cuando iban por la sala del cartel todo empezó a temblar y decidieron ir en busca de los trajes de buzo que no estaban muy lejos. En ese momento los dos se confesaron su amor mutuo y decidieron que si salían de esta saldrían juntos. Solo se pusieron las botellas de oxígeno. Por eso llegaron a la superficie sin problemas. Luego nos vieron inconscientes, nos recogieron y nos llevaron a los camarotes.<br /><br />- ¿Y el tesoro lo recogisteis?-. Preguntó Alex tan avaricioso como siempre.<br /><br />- Tú mismo te has sentado sobre él-. Dijo Estela riendo.<br /><br />- Anda, si es verdad. Es que con la emoción de volver a veros no me he dado cuenta.<br /><br />Era de noche cuando llegamos al puerto. Allí estaba Mané. Estaba muy preocupado.<br /><br />- ¿Qué oz ha pazado?-. Nos preguntó.<br /><br />Le dijimos que era muy largo de explicar y que estábamos cansados. Le dijimos que mañana se lo explicaríamos.<br /><br />Al día siguiente nos despertamos a la hora de comer. Mientras que comíamos le explicamos a Mané lo ocurrido. Y como no se lo creía fuimos al barco a enseñarle el cofre que nos dejamos olvidado allí. Entre todos llevamos el cofre a casa de Mané.<br /><br />El resto del día lo pasamos comprando regalos con el oro del cofre. Luego compramos los billetes de avión. Era la hora de la despedida. Le pagamos los trajes de buzo por haberlos perdido y el alquiler del barco. Luego nos despedimos y prometimos volver.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-79502108885001282222008-01-13T01:03:00.000+01:002008-12-11T07:10:34.320+01:00El Misterio del Tesoro Submarino (7)<div align="center"><b>CAPÍTULO 7<br /></b></div><div align="justify"><div align="center"><b>SIGUEN LOS PELIGROS<br /></b></div><br />Tumbamos a Estela en el suelo y le vendamos la herida con una camiseta. Mientras esperábamos a que despertara nos dio tiempo a descansar un poco y a comentar lo sucedido. Llegamos a la conclusión de que nos habíamos enfrentado contra los guardianes del tesoro.<br /><br />Cuando Estela despertó nos pusimos en marcha. Pero como ella no podía andar muy bien Rubén le hizo de muleta. Andábamos por un oscuro túnel con linternas en una mano y los arpones en la otra. Como era incómodo el andar con el traje de buzo nos los quitamos y los dejamos en un lado del túnel.<br /><br />En las paredes se veían unos extraños agujeros. Pero como estaban por todo el túnel no le di importancia. De repente la pierna de Alex se hundió en el suelo y se empezaron a oír unos ruidos por el principio del túnel. Cada vez se oían más fuertes. Alumbramos con las linternas y vimos que de los agujeros de la pared salían flechas.<br /><br />Corrimos todo lo que pudimos. Las flechas iban muy deprisa y nosotros muy lentos. Vimos a lo lejos la salida del túnel y hicimos un gran esfuerzo para llegar. Nos salvamos de milagro.<br /><br />Nos encontramos frente a tres grandes túneles. En uno de ellos había un cartel que ponía:<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigCgW3h7pDSTfoDx2aWGcPxOJ_abgIzUTJOS_5jQuAlD2t0nk_LWknfuAJ7_QEj7k2R5oX0mDk58xTTs5IJ2DupAsvrjhlNBawEN2OXmZq0vdp-SlPZf0O6KjO-6fM5wlecySUTYiJTv0/s1600-h/01.PNG"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigCgW3h7pDSTfoDx2aWGcPxOJ_abgIzUTJOS_5jQuAlD2t0nk_LWknfuAJ7_QEj7k2R5oX0mDk58xTTs5IJ2DupAsvrjhlNBawEN2OXmZq0vdp-SlPZf0O6KjO-6fM5wlecySUTYiJTv0/s400/01.PNG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5154745687340503282" border="0" /></a>Entre Rubén y Estela consiguieron descubrir lo que ponía ya que eran los más estudiosos del grupo y siempre estaban leyendo libros. Aquel cartel decía:<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv41tCMs3LsLLlHVd74tW8NlZtajXb8eh4TZznl_hW7HPqojgYXzL_Hub7lOjTjOFvycQsEZvq2NMREZTSWRLOCsOUVhZya95WbSCQwj7DJau7U5Foy-5e7-_EacIVUkmxLSCFra3FHFE/s1600-h/02.PNG"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv41tCMs3LsLLlHVd74tW8NlZtajXb8eh4TZznl_hW7HPqojgYXzL_Hub7lOjTjOFvycQsEZvq2NMREZTSWRLOCsOUVhZya95WbSCQwj7DJau7U5Foy-5e7-_EacIVUkmxLSCFra3FHFE/s400/02.PNG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5154745932153639170" border="0" /></a><br />Eso no nos aclaraba por qué túnel nos debíamos meter. Por tanto decidimos votar. Por mayoría absoluta decidimos meternos por este túnel. Esta vez fuimos más atentos. No queríamos otra trampa como la de las flechas.<br /><br />Pero no fue posible. Fui yo esta vez quien metió la pata en la trampa. Pero esta vez no eran flechas. Esta vez era una piedra gigante la que rodaba detrás de nosotros. Miriam, Alex y yo no tuvimos problemas para correr pero como Estela estaba herida y Rubén no quería dejarla tenían más dificultad.<br /><br />La piedra cada vez estaba más cerca. Pensé que de esa no saldría con vida. Pese a correr todo lo que podía la piedra iba mucho más rápida. Llegamos al final del túnel y la piedra bloqueó la salida. Pero Rubén y Estela no estaban con nosotros.<br /><br />Miriam se puso a llorar desconsoladamente. Intenté consolarla con una de mis poesías pero no funcionó. La verdad es que yo también tenía muchas ganas de llorar. Vi a Alex también llorando. Ya no podía aguantar más y yo también lloré. Seguramente ahora estarían aplastados en el suelo.<br /><br />Me giré y vi una habitación oscura. Del techo salía un único rayo de luz que alumbraba a un cofre. Lloriqueando dije:<br /><br />- Chicos mirad. Lo hemos encontrado.<br /><br />Pero ya les daba igual encontrar el tesoro. Me acerqué cautelosamente al cofre y lo abrí. Había un manuscrito en el cual ponía:<br /><br /><span style="font-family:trebuchet ms;"><i>Felicidades a los aventureros que hayan llegado hasta tan lejos. Os felicito. Gracias a vosotros ya puedo descansar en paz. Mi espíritu ha estado atormentado desde que morí en este sitio a manos de los guardianes pero ahora gracias a vosotros puedo descansar en paz.<br /><br />Atentamente:<br />El capitán García.</i></span><br /><br />Me enfadé muchísimo ya que habíamos perdido a dos amigos por un manuscrito. Pero no podía ser aquello el tesoro. No podía ser. Tenía que estar en algún otro lado. Miriam y Alex ya estaban otra vez conmigo. Les comenté lo que pasaba y decidimos buscarlo por toda la habitación.<br /><br />Fue Alex quien, al tocar una escritura en la pared, abrió una pared oculta con un cofre dentro. Nos reunimos los tres alrededor del cofre y lo abrimos. Estaba lleno de monedas y piezas de oro. Pero por mucho oro que hubiese nada podía reemplazar a nuestros dos amigos.<br /><br />Al sacar el cofre del espacio donde estaba se activo otra trampa y todo empezó a moverse. Vimos una especie de boya grandísima y decidimos atarla al cofre con la esperanza de que si todo se hundía saldría a flote.<br /><br />Las paredes empezaron a agrietarse y el techo a despedazarse. En unos minutos se inundó toda la sala. Cogimos una gran bocanada de aire cuando todo se inundó y comenzamos a nadar intentando llegar a la superficie. Nadé todo lo que pude, pero me quedaba sin aire. Ya casi estaba arriba. De repente vi todo borroso. Me despedí de la vida y perdí el conocimiento.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-4258917423604498352008-01-13T01:02:00.001+01:002008-01-13T14:48:24.930+01:00El Misterio del Tesoro Submarino (6)<div align="justify"><div align="center"><b>CAPÍTULO 6</b><br /><b>PELIGROS MARINOS</b><br /></div><br />Hacía un día espléndido. El brillo del sol en el mar era deslumbrante pero hipnotizador. Me mareé un poco del olor salado tan fuerte. Rubén, que sabía llevar barcos porque trabajó un tiempo de pescador, puso los motores en marcha y partimos.<br /><br />De repente estalló una gran tormenta sobre nosotros. Tardamos un poco en llegar ya que nos desviamos un poco por el oleaje. Nos pusimos los trajes de buzo. La verdad es que estábamos muy asustados ya que el mar estaba en muy malas condiciones. Pero habíamos llegado muy lejos para rendirnos ahora.<br /><br />Nadie quería lanzarse el primero y nos mirábamos unos a otros esperando a que alguien se decidiera. Viendo que nadie se atrevía decidimos que lo mejor era echarlo a suertes. Y con tan mala suerte que me tocó a mí.<br /><br />Dicho y hecho me tiré y empecé a sumergirme cada vez más, y mis compañeros me siguieron. Vi una especie de burbuja gigante en o más profundo del mar. Unas compuertas se abrieron y salieron una especie de hombres pez que se dirigían hacia nosotros con arpones y tridentes en sus manos.<br /><br />Eran verdes con unas grandes orejas acabadas en punta. Tenían unos grandes colmillos que se le salían de la boca y unos grandes ojos de pez de color amarillo. Iban vestidos con unos trajes de color plateado que les cubría desde el cuello hasta los tobillos.<br /><br />Por gestos avisé a los demás que se prepararan para enfrentarse a ellos. Empezaron a tirar los arpones. Por suerte los esquivamos todos. Cogí uno mientras que lo esquivaba. Pensé que me podría servir. Los demás hicieron lo mismo. Pero Estela no fue lo suficiente rápida para esquivarlo y le hizo un corte en la pierna. Poco a poco nos acercábamos a ellos.<br /><br />Cuando por fin estuvimos cara a cara empezó una lucha a vida o muerte. Nosotros estábamos más a la defensiva que a la ofensiva ya que ellos estaban en su territorio y nos podían sorprender. Le clavé el arpón a un hombre pez y en vez de morir, desapareció. Lo que me permitió recuperar mi arpón. Los demás también habían descubierto que desaparecían.<br /><br />Se me ocurrió una idea. Me puse de tal forma que enfrente de mi se formara una fila india de hombres pez y lancé el arpón con todas mis fuerzas. Tal y como esperaba, los hombres pez iban desapareciendo y el arpón seguía moviéndose. Lo repetí una y otra vez y en poco tiempo ya no quedaba nada.<br /><br />Nos dimos prisa en llegar a la burbuja y entrar. Pero justo antes de llegar, Estela se desmayó. Entre todos la cogimos y entramos.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-25882364162156987192008-01-09T19:45:00.000+01:002008-01-09T19:47:48.966+01:00El Misterio del Tesoro Submarino (5)<div align="justify"><div align="center"><b>CAPÍTULO 5<br />MANÉ<br /></b></div><br />Llegamos al aeropuerto de Madeira. Allí nos esperaba el amigo de Estela.<br /><br />- Hola Eztela. ¿Cómo eztaz? Cuanto tiempo dezde la última vez que noz vimoz.<br /><br />- Hola Mané. Yo estoy bastante bien. Estos son: Rubén, mi hermana Miriam, su novio Martín y el hermano de Martín...<br /><br />- ¿¡Fermín!?-. Dijo Mané intentando adivinar el nombre de Alex.<br /><br />Todos nos reímos. Excepto Alex que se quedó un poco mosqueado.<br /><br />- No, Alex-. Dije riéndome.- ¿De qué nombre viene Mané?<br /><br />- ¿Y porqué ceceas?-. Preguntó Alex.<br /><br />- Mi nombre completo ez Enmanelito del Arco Zantiago y ceceo a cauza de una “pneumonoultramicrozcopiczilicovolcanoconioziz”.<br /><br />- ¿Una pneumono... qué?-. Preguntó Miriam.<br /><br />- Aclarando: una enfermedad producida por el humo de la lava de un volcán.<br /><br />- Ezo ez Eztela.<br /><br />Después de descansar un poco Mané nos enseñó lo esencial del submarinismo y durante el resto del día y de la noche nos estuvimos conociendo mejor, nos intercambiamos direcciones y luego nos fuimos a dormir a las camas que nos preparó Mané.<br /><br />Al día siguiente, cuando nos íbamos, Mané nos preguntó:<br /><br />- Zolo por curiozidad, ¿para qué queréiz loz trajez de buzo y el barco?<br /><br />- Turismo-. Se le ocurrió decir a Rubén que fue, como siempre, el primero en reaccionar. Pero funcionó.</div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8116471627989646087.post-67354248419639385062008-01-04T23:19:00.000+01:002008-01-04T23:21:16.339+01:00El Misterio del Tesoro Submarino (4)<div align="justify"><div align="center"><b>CAPÍTULO 4<br />EN OTRO PAÍS, PORTUGAL<br /></b></div><br />El tren era muy rápido y confortable. Como era el último tren y no había nadie más que nosotros, cada uno se puso donde más le apeteció y en ese lugar se tumbó con el fin de descansar o relajarse oyendo música.<br /><br />Cuando estábamos en nuestro mejor momento (no seas mal pensado, me refiero a cuando estábamos conciliando el sueño) apareció el revisor como una bala. Se notaba que tenía ganas de llegar a su casa y como vimos que estaba cansado y tenía sueño le invitamos a que descansara con nosotros ya que éramos los únicos pasajeros del tren. El revisor, que se llamaba Miguel, nos agradeció la invitación pero no acepto y nos trajo unos refrescos como agradecimiento por nuestra hospitalidad y amabilidad con él.<br /><br />Poco a poco iba amaneciendo en el tren. Era un viaje largo y nuestros amigos estaban cansados. Cuando todos se durmieron, Miriam y yo nos pusimos en una ventana a contemplar aquel magnífico amanecer con el que nos habíamos encontrado. Las nubes eran doradas como el trigo cuando refleja el sol o como el oro más brillante. Una suave brisa hacía que nuestro pelo se tambaleara lentamente de un lado hacia el otro. Miriam me miró fijamente con sus preciosos ojos verdes.<br /><br />- Martín-. Me dijo Miriam con una voz dulcísima.<br /><br />- Dime.<br /><br />- Te quiero.<br /><br />Siempre que Miriam me decía eso con esa voz significaba que quería que le dijera una poesía. En esta ocasión elegí una de mis mejores poesías. Me acerqué lentamente a su oreja y se la susurré con todo el amor del mundo. Luego nuestros labios se fundieron en uno como el mar y el aire dando fruto a nuestra pasión. Y lo demás ya es cosa nuestra...<br /><br />Por fin llegamos a Portugal. Más exactamente a Lisboa. No te puedo hablar de Lisboa porque, a parte de que no vivo allí, durante la hora y cuarto que estuvimos en esta ciudad estuvimos metidos en un restaurante desayunando algo calentito porque estaba cayendo un chaparrón de no te menees que te mojas.<br /><br />Desayunamos una taza de chocolate caliente con unos panecillos que parecían churros. No puedo decirte cómo se llama esta comida porque no me acuerdo. Solo sé que estaba “de muerte”.<br /><br />A las diez menos cinco nos metimos en el avión con destino a Madeira donde nos esperaría el amigo de Estela y una gran aventura. El viaje duró diez o quince minutos de nada. Comparado con el viaje en tren nos pareció que solo fueron dos minutos.<br /></div>Eglomerhttp://www.blogger.com/profile/01796093592256252880noreply@blogger.com2